Wednesday, May 17, 2006

LOS DAMNIFICADOS DE EVO


Opinión:

RECHAZA EVO LOS ESPEJITOS DE LAS TRASNACIONALES

La Jornada de México (www.jornada.unam.mx)

EL MUNDO "CIVILIZADO" de los (turbios) negocios está apanicado con Evo Morales y su acelerador hasta el fondo, porque el mandatario exige a las trasnacionales energéticas y financieras que operan en Bolivia que acepten la catafixia: devuélvanos el oro y les regresamos sus espejitos.
LA HISTORIA RECIENTE de América Latina se ha caracterizado exactamente por lo contrario: regálenos el oro y les vendemos caros -socialmente hablando- espejitos. Y se lo regalaron.
EN LOS ULTIMOS 25 años, de Argentina a México, los gobiernos regionales han abierto de par en par las puertas al capital foráneo para que prácticamente se quede con todo -gobiernos incluidos-, sin que a cambio la población reciba algo medianamente tangible, más allá de tarifas y comisiones elevadas, servicios deficientes, pocos impuestos y escaso, en el mejor de los casos, empleo, la supuesta parte bonita de hacer negocios con las trasnacionales.
EN LA ULTIMA década, la inversión extranjera directa en América Latina acumula cerca de 750 mil millones de dólares (Cepal), y los índices de desempleo y pauperización cada vez son más robustos. En cambio, sólo en 2004 y 2005, las 50 trasnacionales más importantes en la región (22 estadunidenses, 24 europeas, tres asiáticas y una australiana) acumularon ventas superiores a 500 mil millones de billetes verdes, la mayoría de los consumidores de espejitos en Argentina, Brasil y México.
LA BANCA TRASNACIONAL, ama y señora en los sistemas financieros latinoamericanos, incrementa sus utilidades a ritmos verdaderamente envidiables, con servicios de tercera a precios que ni en el primer mundo cobran. Y la relación es interminable.
ENTRE OTROS MUCHOS otros, el tratado de libre comercio Estados Unidos-Centroamérica motivó el siguiente comentario: "los espejos ahora no brillan ni proyectan imágenes sino que se convierten en ofertas de libre comercio, generación de empleo y combate a la pobreza, etcétera. Pero algo que llama también la atención es que el oro que se demanda ahora tiene un valor mucho más alto que el que se demandaba en esa época: el oro actual consiste en la mano de obra que en otras partes del mundo no pueden encontrar al precio que tenemos en Guatemala, en la biodiversidad que dispone Centroamérica como uno de los siete centros de origen de especies en el mundo, y del agua disponible y recurso del cual carece en muchas zonas nuestro vecino norteño. El oro de la conquista española es cuantificable. Muchos analistas hablan del valor en millones de dólares que tiene el saqueo realizado durante esa época. En cambio ahora, el oro, nuestro oro verde no tiene cuantificación posible si se piensa en que, para su conservación y manejo se han necesitado mas de 10 mil años de presencia humana; como reflexión final podemos decir que, mientras libre comercio signifique mayor pobreza, mayor desplazamiento de poblaciones, más privatizaciones, mayor costo de la vida, es mejor decir: no, gracias. No queremos espejitos".
ESA HA SIDO la respuesta de Evo Morales al mundo "civilizado" de los (turbios) negocios. No más espejitos, gracias. Y como parte de la nacionalización de los recursos hidrocarburíferos, anunciada el pasado primero de mayo, el gobierno boliviano notificó a las dos trasnacionales financieras que acaparan los fondos de pensiones (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria y Zurich Financial Services, con jugosas porciones del negocio) que tienen tres días para devolver el oro y se lleven sus espejitos.
RESULTA QUE LA española BBVA es dueña de la empresa AFP Previsión, una administradora de fondos de pensiones que opera en Bolivia y participa en los consorcios que explotan las reservas energéticas de aquel país, quedándose con la tajada grande para repartir -en el imaginario- las sobras entre los pensionados. Lo mismo sucede con la suiza Zurich Financial Services, por medio de otra AFP paradójicamente llamada Futuro Bolivia. Ambas jinetean las pensiones de los trabajadores bolivianos, quienes reciben las migajas, como en los demás "modernos" sistemas de pensiones que operan en Latinoamérica.
DICHO SEA DE paso, ambas trasnacionales financieras hacen lo mismo en buena parte de América Latina. En el caso de BBVA: México (Afore Bancomer), República Dominicana (BBVA Crecer AFP y Porvenir AFP), Panamá (BBVA Horizonte y AIFPC Progreso), Ecuador (AFP Génesis), Colombia (AFP Horizonte), Perú (AFP Horizonte), Chile (AFP Provida) y Argentina (AFJP Consolidar); en el Zurich Financial Services: Argentina, Bolivia, Brasil, Bermudas, Chile, México y Venezuela.
BBVA Y ZURICH poseen 34 por ciento de Transredes y comparten dividendos con Prisma Energy -antes Enron- y Shell. Lo mismo en Petrolera Andina, de la que otra trasnacional española, Repsol, conserva 50 por ciento de las acciones; la otra mitad democráticamente se reparte así: 49 por ciento BBVA y Zurich, y uno por ciento los "trabajadores accionistas". Las "administradoras" también están presentes en Petrolera Chaco, al 50 por ciento con la Amoco Bolivia Oil & Gas British Petroleum.
LA "CAPITALIZACION" -LEASE privatización- de los hidrocarburos bolivianos incluía un "bono solidario" repartible -también en el imaginario- entre los bolivianos, sólo visto en los relucientes espejitos de la propaganda oficial.
ENTONCES, ¿DE QUE lado está la inmoralidad?
LAS REBANADAS DEL PASTEL: con un enorme jabón entre las manos y la cara más dura que una piedra, la Secretaría de Hacienda y el IPAB celebran: "se completa el círculo de fiscalización del rescate de los ahorradores y deudores de la banca". Aseguran, también, que "es falso" que el Fobaproa-IPAB "es una caja negra a la que nadie tiene acceso y que es necesario abrirla para revisarla", porque "a lo largo de 10 años se han transparentado y rendido cuentas sobre lo que se hizo; todos los mexicanos pueden conocer el rescate y sus decisiones a través de los documentos que las autoridades financieras han puesto a su disposición", es decir, las "versiones públicas" (textos rasurados) del "rescate". La verdadera "transparencia del Fobaproa-IPAB se constata en los 5 mil 732 "expedientes reservados" que dicho organismo se niega a divulgar... Los chistes más frescos, para reír o llorar: "vigilará México que Estados Unidos no militarice la frontera" (Carlos Abascal); "definitivamente no, no es una militarización" (Rubén Aguilar).




Opinión:

EVO SACUDE LAS RAÍCES TRANSNACIONALES

La Vanguardia de España (www.lavanguardia.es)

El presidente boliviano se jugó la vida ayer ante el Parlamento Europeo porque esperaba una colaboración más decidida de la Unión Europea. La gira por Europa del primer presidente campesino boliviano no será olvidada fácilmente, porque en pocos días logró estremecer las raíces de los intereses transnacionales en el mundo.
Tal vez por eso, un grupo de parlamentarios conservadores, encabezado por el húngaro Josezf Szjer del Partido Popular Europeo, había solicitado en una reunión realizada a puerta cerrada en Bruselas la suspensión del discurso de Morales, programado para este lunes, por considerarlo poco oportuno después de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia. Pero, las fuerzas socialista, verdes, liberal, Izquierda Unitaria, Europa de Naciones e Independencia y Democracia indicaron que se debía escuchar los argumentos del mandatario boliviano, aunque no fueran compartidos por el resto.
Al final, sólo un puñado de miembros del Partido Popular Europeo asistió ayer a la sesión especial en la que varios eurodiputados de izquierda recibieron de pie y con aplausos al jefe de Estado boliviano. Morales, entonces, se jugó la vida entera porque sabía muy bien que estaba ante los representantes de países de los que él espera la cooperación suficiente que le permita dejar de depender tanto de Estados Unidos. Por ello, no extrañó que planteara su admiración por la Unión Europea y apostara por forjar entre los dos continentes una alianza estratégica de por vida.




Opinión:

LA MALDICIÓN DE RECURSOS NATURALES

La Vanguardia de España (www.lavanguardia.es)

"A partir de este momento quedan nacionalizados todos los hidrocarburos. Se acabó el saqueo de los recursos naturales por parte de las empresas internacionales. El petróleo y el gas natural pasa a ser propiedad de los bolivianos", Evo Morales Ayma, presidente de Bolivia, 1.º de mayo del 2006.
Con estas tajantes palabras, el líder del Movimiento al Socialismo presentó el decreto supremo 28.701 de nacionalización, al tiempo que ordenaba a las fuerzas armadas que "tomaran" las multinacionales. Quizá pueda sorprender el odio a lo extranjero que destilan las palabras y las acciones de Morales, pero no hay que olvidar que los indígenas de Bolivia han sido explotados y discriminados sistemáticamente desde que los invasores españoles llegaron a América hace cinco siglos. No en vano Evo Morales es el primer presidente indígena de la historia de Bolivia.
Ahora bien, que las mayorías indígenas hayan sido explotadas por las minorías españolas no implica que la expropiación de empresas sea deseable. No porque me importe el dinero de las multinacionales, sino porque no conseguirá mejorar la situación económica de los ciudadanos.
Tiene razón Morales cuando afirma que los recursos naturales son de los bolivianos. De eso no debe haber (y me parece no hay) ninguna duda. Pero eso no quiere decir que las empresas que los han estado extrayendo estén saqueando el país. Que se sepa, las empresas como Repsol están comprando (repito, comprando) el derecho de explotación y lo están haciendo a un precio que acordaron con el Gobierno de Bolivia. No era el Gobierno de Morales, pero era un gobierno tan democrático y tan legítimo como el suyo. Es posible que el precio no sea el que el actual presidente cree que es justo. Si es así, lo que debería hacer no es expropiar, sino renegociar los contratos de acuerdo con la legislación internacional.
Que los recursos sean de los bolivianos tampoco quiere decir que deban ser extraídos por empresas públicas. Digan lo que digan los demagogos europeos (como el intelectualoide francés Ignacio Ramonet) que tanta influencia tienen en América Latina, las empresas públicas no funcionan ni en Europa ni en Latinoamérica. De hecho, sabemos que no funcionan en Bolivia porque Bolivia ya nacionalizó el petróleo en 1937 expropiando a Standard Oil y, cuando vio que el sector público no conseguía producir nada, tuvo que privatizar. Y volvió a nacionalizar en 1969 (esta vez fue la Gulf Oil) y el correspondiente fracaso llevó a la privatización de 1996. Y se dirá lo que se quiera sobre las privatizaciones de los noventa, pero lo cierto es que no sólo aumentaron la productividad, sino que fueron esas empresas las que descubrieron las reservas de gas natural que ahora se quieren expropiar.
Bolivia necesita tecnología extranjera. Sin ella, no sólo no podrá extraer el gas de su subsuelo sino que no podrá desarrollar su economía. Cierto: el Gobierno debe asegurarse que las empresas cumplen la ley. Pero si éstas la cumplen, expropiarlas ahuyentará la inversión exterior y los más perjudicados no serán los accionistas de España, sino los consumidores bolivianos, que se pueden quedar sin teléfonos, sin ordenadores, sin maquinaria industrial y sin posibilidad de progresar.
Finalmente, que los bolivianos sean los propietarios de los hidrocarburos no quiere decir que el Gobierno deba ser el destinatario de los ingresos que éstos generan. Es sabido que los recursos naturales tienden a arruinar a los países que los tienen, ya que, al ser fáciles de robar, generan peleas y corrupción entre los políticos que intentan apropiarse de ellos. Bolivia todavía está a tiempo de evitar esta maldición de recursos naturales que afecta a tantos países pobres. Para ello, el Gobierno de Evo Morales podría tomarse en serio su propio discurso y dar a los bolivianos lo que es de los bolivianos. Es decir, en lugar de quedarse él (y sus ministros) con el dinero de la venta y explotación de los recursos, que lo reparta entre la ciudadanía: que cada año todos los bolivianos reciban en una cuenta corriente la parte que le corresponda del dinero generado por la venta de gas. Esta propuesta no es una locura: actualmente el Gobierno ya regala unos 250 dólares anuales provenientes de los hidrocarburos a cada jubilado a través del programa Bonos Solidarios Bonosol. El Estado debería generalizar este sistema a toda la riqueza del gas y a toda la población. Además de permitir que las madres escolaricen a sus hijos, inviertan en sus negocios o gasten el dinero libremente, eso evitaría que una parte importante de la riqueza acabara en Suiza. Si, una vez distribuido, el Gobierno quiere recursos para financiar obras públicas, que ponga impuestos como todo el mundo. Al menos de esta manera los ciudadanos sabrán lo que se saca de los hidrocarburos... y lo que malgastan sus dirigentes.
Resumiendo: hacerse el machote y expropiar a las transnacionales puede dar muchos votos en la Latinoamérica populista de principios del siglo XXI, pero es una estrategia que no va a traer nada bueno. Bolivia debe buscar un equilibrio entre la justicia (es decir, unos ingresos razonables por la venta de hidrocarburos) y la eficiencia (que las condiciones impuestas no ahuyenten a unas empresas con las que el Estado boliviano debe colaborar). Una vez encontrado el equilibrio, que el presidente Morales demuestre que realmente defiende a los bolivianos, renuncie a los ingresos derivados y reparta el dinero entre los ciudadanos. Eso contribuirá a evitar... la maldición de recursos naturales.
XAVIER SALA I MARTÍN, de la Fundació Umbele, la Universidad de Columbia (EE.UU.) y la UPF.




Opinión:

ZAPATERO, BUSH Y EVO

ABC de España (http://www.abc.es/)

En dos años de Gobierno, Zapatero ha visitado cinco países iberoamericanos -si excluimos de la lista las cumbres; con ellas serían siete. Sumando los días de esas cinco visitas, apenas supera la semana de presencia en el continente americano. Así las cosas, ya son ganas de molestar las de Rajoy cuando le pide que viaje ahora a la región para intentar presionar en defensa de nuestros intereses. Convendría que primero se entere el presidente del Gobierno de lo que es el continente. E incluso que primero se entere de lo que es el peso de la economía española y la importancia que tiene como ariete de la economía europea en la región para así estar en posición de poder pedir cuentas a los que nos ha presentado como sus amigos americanos -si llegan a ser sus enemigos, hubieran secuestrado a Pedro Solbes y le hubieran condenado a cuadrar las cuentas de los presupuestos indigenistas.
Morales tuvo anteayer su tarde de gloria en Estrasburgo, cuando saltándose los hábitos del Parlamento Europeo, José Borrell lo invitó a intervenir ante el pleno un lunes por la tarde, dado el interés de su política «innovadora». Los populares consiguieron que compareciera después en la Comisión de Asuntos Exteriores, en la que el eurodiputado popular Francisco Millán inquirió sobre la preocupación que podría tener el presidente Morales ante la inquietud que su política pueda estar generando a las empresas españolas. A lo que Evo respondió, seguro de sí mismo, que entre el empresariado español «hay de todo». Y en concreto que también «hay gente que me quiere mucho y si pudiera votarme, me votaría, como el grupo Prisa». De lo que no parece descabellado deducir -entre otras cosas- que Evo Morales está dispuesto a salvar a quienes él considera que le apoyaron en las elecciones presidenciales de 2005. Ya el 5 de enero dijo en Madrid que «el grupo Prisa parecía el jefe de mi campaña», de lo que cabe entender que esa inversión de un grupo de españoles capitalistas, blancos y explotadores es respetable porque actuó según los intereses de Morales y no serán expropiados. Viva la libertad de expresión.
ZP podría hacer un esfuerzo por mirar también a Norteamérica y no dejarse llevar por la histeria anti Bush por el despliegue militar de éste en la frontera sur. En un momento en que España es asaltada cada día por cientos de individuos que buscan la riqueza del norte, la pureza de sangre socialista impide mirar a lo que está haciendo Washington. La Casa Blanca hace este despliegue para compensar las medidas de regulación de millones de inmigrantes ilegales que está promoviendo en el Congreso. Si no lo hiciera, la nueva legislación sería una ley reclamo como la que sobre esta materia aprobó en España este Gobierno. Pero antes que coincidir con George Bush en algo, ZP preferirá equivocarse mil veces. Él quiere a Evo.




Opinión:

BOLIVIA: DEL CHOLLO A LA EXPROPIACIÓN

ABC de España (www.abc.es)

LA Constitución de Bolivia dice en su artículo 22: «Se garantiza la propiedad privada siempre que el uso que se haga de ella no sea perjudicial al interés colectivo. La expropiación se impone por causa de utilidad pública o cuando la propiedad no cumple una función social, calificada conforme a ley y previa indemnización justa». Así es como ha quedado, tras las sucesivas modificaciones introducidas en 1994, 2002, 2004 y 2005. Antes de esas reformas tenía cinco artículos que decían: «Jamás se aplicará la confiscación de bienes como castigo político». «Las empresas y súbditos extranjeros están sometidos a las leyes bolivianas». «Dentro de cincuenta kilómetros de las fronteras, los extranjeros no pueden adquirir ni poseer suelo ni subsuelo». «Ningún impuesto es obligatorio sino cuando ha sido establecido conforme a las prescripciones de la Constitución». «Los perjudicados pueden interponer recursos ante el Tribunal Constitucional contra los impuestos ilegales».
¿Por qué Repsol YPF ha asumido el riesgo de invertir en Bolivia desde 1995? Pues porque el costo promedio para la producción de un barril equivalente de petróleo, que a nivel mundial es de 5,6 dólares, en Bolivia se reduce a sólo un dólar en el caso de Repsol. Algo que sólo superan Amoco (0,97) y Niko Resources (0,87), según Global Upstream Performance Review.
Lo que podía pasar en Bolivia se sabía hace más de diez años. El Tribunal Constitucional ha fallado que los contratos de riesgo compartido son nulos de pleno derecho por haberse incumplido la exigencia de su ratificación en el Congreso. Lo que es discutible es si basta un decreto para la subida de impuestos. Así que habrá que poner a trabajar a los expertos en Derecho Internacional público y privado para que prospere la reclamación española al Gobierno de Evo Morales de una compensación por las acciones de las tres empresas de crudo y gas, gestionadas por un fondo de pensiones del BBVA que pretende se le entreguen gratis.




Opinión:

OTRA PUÑALADA TRAPERA

Madrid Press de España (www.madridpress.com)

No han pasado cuatro días desde que Evo Morales y el presidente Zapatero hablaran en Viena de los problemas que para la hispano-argentina Repsol YPF supone la nacionalización de los hidrocarburos decidida por el Gobierno de Bolivia, cuando sin avisar por la espalda, el cocalero comete otro atropello. ¿Cuántas puñaladas está el Gobierno de España dispuesto a aceptar de este personaje cuya palabra no tiene valor, que se salta las reglas de juego a conveniencia y que pisotea acuerdos firmados por ambos gobiernos? Ahora, con chulería, dice Morales que da tres días a BBVA para que entregue gratuitamente los títulos de las petroleras nacionalizadas y que están depositadas en el plan de pensiones gestionado público por el banco español y la aseguradora Zurich. Dicen desde Bolivia que es un simple cambio de gestión, que con la medida no se quita nada a nadie, no se expropia. Parece que Evo no tiene ni idea en qué consisten las relaciones comerciales, económicas y jurídicas. Además, fuentes del banco español aseguran que no habían recibido ni la más mínima información con anterioridad a esta decisión.
Está claro que nos han vuelto a amenazar y a engañar. Es patético que el Gobierno de España se deje apuñalar de esta forma y no sólo no defienda con uñas y dientes los intereses de las empresas españolas, sino que diga que no pasa nada, que el diálogo y el talante siguen siendo su mejor arma. Pues, ¡ya hemos visto como valora este dirigente populista la negociación y el diálogo! ¡No quieres café, pues dos tazas! En cuestión de días, nos ha dado de lleno en los dos buques insignia de España en Bolivia y ha dejado al descubierto lo peor de nuestra política exterior.
Lo siento además por los bolivianos, porque ese cambio de gestión en los fondos públicos de pensiones, es decir, que sean empresas públicas bolivianas, el Estado boliviano el que gestione sus pensiones, será una fuente de problemas y seguramente de corruptelas. La cuestión no es ya cuánto daño hará esto al BBVA, que parece poco, sino las formas de Morales y la actitud vergonzosa de nuestro Gobierno al que sin duda engaña cualquiera.




Opinión:

CONFUSIÓN PERTINAZ

Madrid Press de España (www.madridpress.com)

No pasa un día sin que el presidente de Bolivia, Evo Morales, despliegue sus prisas por confirmar la nacionalización de los recursos energéticos y la presunta firmeza con la que parece dispuesto a cumplir sus designios. Ya anunció, en el rimbombante Decreto Supremo, la nacionalización del petróleo y del gas boliviano -a la que, por supuesto, tiene derecho- con unas maneras deplorables, que incluían la presencia del Ejército en los campos petroleros para garantizar que se cumplían sus órdenes. Ahora, muy poco tiempo después de que declarara que España es un aliado estratégico, ha cargado sin ton ni son contra el BBVA y el grupo suizo Zurich reclamando la entrega de las acciones petroleras que tenían depositadas ambas instituciones para organizar el sistema de pensiones boliviano. En el tono amenazador que le caracteriza últimamente, ha conminado a BBVA y Zurich a que devuelvan las acciones petroleras en el plazo de 72 horas so pena de intervenciones y otros males mayores.
Pero la retórica amenazadora es, en este caso, un puro disparate. Las acciones petroleras que Morales y su vicepresidente García Linera reclaman son el contravalor a cambio de retribuir algunos fondos de pensiones del país. Ni el BBVA ni Zurich pretendían la propiedad de las mismas, así que el gesto de reclamación es probablemente innecesario y un poco ridículo. No sería necesario que los bancos devolvieran físicamente las acciones en cuestión, puesto que siguen siendo de los pensionistas bolivianos y del Estado, con independencia del lugar donde estén depositadas. Si lo que pretende Morales es registrar un gesto para consumo de sus votantes y retribuir de ahora en adelante las pensiones y la rentabilidad correspondiente, sea en buena hora, siempre y cuando exonere por escrito a los bancos español y suizo de la responsabilidad de pago futuro de las pensiones.
Debe insistirse en que Morales y su Gobierno tienen derecho a tomar las decisiones económicas que consideren oportunas. La nacionalización es una de ellas, siempre y cuando respeten los contratos y hagan honor a las indemnizaciones que en su caso decidan los tribunales internacionales si al final las empresas instaladas en Bolivia entienden que no es rentable continuar con sus operaciones. Pero el presidente boliviano debería cuidar sus modales, sobre todo para con sus aliados estratégicos. Con esa retórica amenazadora que gasta alegremente quizá no esté confundiendo a sus supuestos enemigos, pero está consiguiendo despistar a sus supuestos amigos.





Opinión:

LA PEDORRETA DE EVO MORALES

ABC de España (www.abc.es)

LOS muchos y no muy cualificados hagiógrafos que se encargan de trasladar a la opinión pública la personalidad inventada de José Luis Rodríguez Zapatero suelen coincidir en que se trata de un hombre admirado por sus amigos y temido por sus enemigos. Algo así como el Capitán Trueno, pero en imagen real y en tiempo presente. Los integrantes de su equipo desmienten el paralelismo -¿hay alguien capaz de ver a Ru-balcaba como un trasunto de Goliat?- y los hechos lo niegan rotundamente. Pocas horas después de que Zapatero saludara al líder cocalero en Viena, como para celebrarlo, el pájaro aimara le ha dado tres días de plazo al BBVA -también al grupo suizo Zúrich- para que entregue, «a título gratuito», las acciones que gestiona en un fondo colectivo de las empresas petroleras nacionalizadas el pasado primero de mayo.
Vuelve Morales, tras poner en difícil situación a Repsol, a hacernos la pedorreta. Quiere pagar su insensato populismo revolucionario con dinero sustraído a empresas españolas y eso, que tiene calificación moral y penal, no será la base del deseable desarrollo que merece Bolivia. La confianza es factor indispensable para el florecimiento de un mercado y Morales, afanado en pisotear cualquier vestigio de certeza jurídica, impide esa confianza y disuade la inversión internacional sin la que, por mucho que predique Fidel Castro y aporte Hugo Chávez, el problema de los bolivianos -la necesidad extrema- no tendrá solución.Tampoco hace muchas horas desde que, en ausencia de los populares europeos, el presidente Josep Borrell recibió en el Parlamento Europeo, con todos los honores, al impetuoso e irresponsable presidente de Bolivia. Destacó en él, como mérito principal, su condición de «primer presidente de etnia aimara». ¿Ése es un mérito? Es anacrónico, y hasta despectivo, juzgar a las personas por su sexo o, como en este caso, por el brillo de su piel. Los hechos son los que cuentan y, en función de ellos, Evo Morales merece un trato muy distinto del que le regalan en el UE o, servilmente, le otorgan nuestros mecanismos de política exterior, a los que pone guinda esperpéntica el «amigo» Zapatero.
En lo que respecta a sus relaciones con España, el pintoresco Morales ha sacado los pies del plato y no es cosa de reírle la gracia. Los perjuicios que su caprichosa política, al margen de las fuentes del Derecho Internacional, están causando a respetables empresas españolas, inversoras en Bolivia, exigen respuesta enérgica y notoria del Gobierno. Están en juego intereses de Estado y, en lo posible, sin perjudicar al ya muy dolido pueblo boliviano, Zapatero tiene que dejar de sonreír, si es que sabe, y establecer otro tono en las relaciones con un líder salido de las urnas, sí; pero totalitario y caprichoso en su conducta. Un jersey de vicuña no da licencia para expropiar.




Opinión:

NACIONALIZAN LOS HIDROCARBUROS Y ESTALLA EL GALLINERO

Ultima Hora de Paraguay (www.ultimahora.com)

En julio de 2004, más del 89% de la ciudadanía boliviana apoyó la nacionalización de los hidrocarburos mediante referéndum. El Gobierno de Mesa miró a otro lado y la decisión no se aplicó nunca. En mayo de 2005, una nueva ley subió los diferentes impuestos a las empresas privadas, del 18% de antes al 50%, y no en todos los campos. Esta postura resultó insuficiente para la sociedad civil, a pesar de que el Estado obtuvo 460 millones de dólares ese año.
La denominada nacionalización, iniciada por Evo Morales, pretende lograr para el Estado el 82% de las utilidades en dos grandes pozos. El resto de campos continuarían con el 50% existente. Aparte ha nacionalizado algunas acciones para recuperar el control sobre algunas empresas capitalizadas 10 años atrás. Todas estas medidas están sometidas a posibles negociaciones entre las partes. En palabras del vicepresidente Álvaro García Linera, con esta nueva ley se pretende recaudar 300 millones de dólares extras, para sumar un total de 780 anuales.
Mientras esto pasaba en Bolivia, en otros países saltaba la alarma. España ha encabezado un vergonzoso, helado y tergiversado ataque a nivel político y mediático. Hemos visto y leído a políticos de todos los colores, articulistas y tertulianos de mediodía, criticar a Morales en nombre de los intereses de España, cuando REPSOL es una empresa privada, que, al igual que otras, ha obtenido buenos beneficios gracias al incremento del precio internacional del petróleo. La mayoría se aprieta el cinturón y ellos se llenan los bolsillos. REPSOL está formada por accionistas nacionales y extranjeros, y, en todo caso, el Gobierno está defendiendo los intereses de un microscópico porcentaje de españoles.
Qué triste ha sido escuchar a Zapatero, Moratinos, Solana, Rajoy, inmunes a la tragedia del pueblo boliviano. Complacientes con el expolio de los recursos. Agresivos ante el ejercicio de soberanía y justicia de un pueblo masacrado, empobrecido y hambriento. Pocas veces se les ha visto señalar y desnudar la grave desigualdad y el comportamiento de las empresas transnacionales. Contrariamente tildan de populista a Morales y afirman que arruinará al país, como si el país no estuviera ya arruinado. Curioso país España, donde se acusa a Morales mientras se premia a la duquesa de Alba o a Bill Gates.
La CEPAL decía en su informe “Panorama Social” del año 2004 que “Mejorar la distribución del ingreso es un imperativo ético que, además, permitiría incrementar la tasa de crecimiento. La mala distribución del ingreso y, sobre todo, la mala distribución de la riqueza tienen consecuencias negativas…”. Morales ha dado el primer paso y el tiempo dirá el resto.




OPINION: BOLIVIA

El País de España (www.elpais.es)

Finalmente, Evo Morales resolvió el tema de los hidrocarburos. Sabían todos que esta decisión, tarde o temprano, habría de tomarla: era parte de su plataforma política. Si Morales llegó a la presidencia no fue por su carisma político ni sus dotes de estadista, sino porque convenció a los bolivianos de que recuperaría para ellos los recursos de la nación. Y está dando sus primeros pasos.
Causa gracia ver a los países que durante decenas de años han estado esquilmando los recursos bolivianos y, en consecuencia, sumergiendo en la más absoluta pobreza a sus habitantes hoy se rasguen las vestiduras y anden de conciliábulos entre ellos y, lo que es peor, que critiquen semejante actitud.
La pregunta es: ¿no compete enteramente a la soberanía de una nación la decisión acerca de la forma de utilizar sus recursos nacionales? Cuando Argentina, por ejemplo, decidió declarar el default, para culminar 100 años de pésimos Gobiernos, ¿le preguntó a los países afectados su opinión? Si Repsol hubiera decidido salir de Bolivia porque su negocio ya no fuera rentable, ¿le hubiera importado el coste social que hubiera derivado de esa decisión?
Cuando Brasil determina medidas arancelarias para proteger su industria local, afectando al resto de las economías regionales, ¿convoca una reunión de presidentes para ver qué les parece? Cuando Estados Unidos sube o baja las tasas internacionales para el costo del dinero para mantener a resguardo su economía, ¿consulta a los países del Tercer Mundo si esa medida puede afectarlos?
Habría muchos ejemplos más, en los cuales queda demostrado que cuando una nación tiene que salvar su pellejo, poco le importan las consecuencias que puertas afuera se puedan desencadenar.
No sé si esta decisión de Morales será buena o mala para el futuro de Bolivia, pero de lo que sí estoy seguro es de que no puede ponerse en tela de juicio el derecho que tiene a tomarla.




Opinión:

LOS TRES CHIFLADOS DEL APOCALIPSIS

El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.miami.com/mld/elnuevo/search)

En la reunión en La Habana de Fidel con Chávez y Evo se trazó la estrategia de sacar a Brasil del mercado de hidrocarburos en Bolivia y reemplazarlo por Venezuela. El decreto de la nacionalización se redactó en cinco minutos y se aplicó en las siguientes veinticuatro horas.
¡Brillante y maquiavélico! Tiene el sello inconfundible de las movidas de ajedrez del comandante: sacar a PETROBRAS y meter a PDVESA. Pero se les olvidaron algunos pequeños detalles:
• Brasil es la octava potencia mundial, tiene un ejército gigantesco, fabrica sus propios aviones de guerra, es productor mundial de armas y enriquece su propio uranio. Además, al lado del ejército de Brasil, el de Bolivia es menos que un chiste.
• Del gas y del petróleo de Bolivia dependen la industria y las grandes ciudades no sólo de Brasil, sino también de gran parte de Argentina. Estos países tienen inversiones de casi diez mil millones de dólares, que seguramente no se van a quedar enterrados en la selva boliviana.
• La historia juega en contra de Bolivia, pues a don Evo también se le pasó por alto que Cuba envió a su país al Che y fue su tumba; que ya Brasil invadió una vez a Bolivia y le quitó un buen trozo de territorio; y que en el siglo antepasado durante la Guerra de la Triple Alianza Argentina Brasil y Uruguay se unieron en contra de Paraguay y se repartieron su territorio.
¿Sabrá don Evo, sabe, en qué juego esta metido? Cuba y Venezuela están muy lejos para defenderlo en el caso de alguna otra alianza.




Análisis:

EL FACTOR CHÁVEZ

El Diario de México (www.diario.com.mx)

Hugo Chávez nunca ha perdido una elección en Venezuela. Pero está a punto de perder dos en el resto de América Latina. Uno de los principales problemas de Chávez es que no sabe quedarse callado. Tiene una necesidad, casi fisiológica, de opinar de todo y de todos. Los venezolanos ya se han acostumbrado a ver interrumpidos sus programas favoritos de televisión porque a Chávez se le ocurrió decir algo. Esas ocurrencias, valga la observación, duran horas.
En su programa dominical ‘Aló Presidente’ obliga a una buena parte de sus ministros y principales asesores a reírse de sus chistes y a oírlo - sin descanso y sin posibilidad de cuestionarlo - hasta que se canse. Y Chávez no se cansa fácilmente. Igual que el ex presidente mexicano, Luis Echeverría, Chávez tiene fama de hablar y hablar sin ir al baño mientras sus ministros se retuercen de ganas en sus sillas.
Y quien habla ininterrumpidamente, improvisando, sin ningún tipo de filtro entre la aparición de una idea y su expulsión por la boca, está condenado a cometer muchos errores. Eso le ha pasado últimamente a Chávez. Chávez, no hay duda, quisiera que Ollanta Humala ganará en las próximas elecciones en Perú (el 4 de junio) y que Andrés Manuel López Obrador fuera el ganador en las votaciones en México (el 2 de julio). Pero los comentarios públicos de Chávez, en lugar de ayudar a sus favoritos, los ha perjudicado enormemente en las encuestas.
Chávez no acaba de comprender que provoca miedo en muchos latinoamericanos. ¿Quién quiere para su país un líder autoritario, que no escucha, que insulta a otros gobernantes y que amenaza con quedarse permanentemente en el poder?
Veamos el caso de Perú. El candidato nacionalista Ollanta Humala ganó fácilmente la primera vuelta de las elecciones en ese país. Pero poco después de que Chávez llamara “ladrón” a su contrincante en la segunda vuelta, el ex presidente Alan García, y que amenazara con romper relaciones diplomáticas con Perú si ganaba García, Ollanta empezó a caer en las encuestas.
Si Chávez se hubiera quedado callado - como lo hizo el futbolista argentino, Diego Maradona, en una reciente visita a Lima - es posible que Ollanta no hubiera sido vinculado con el extremismo chavista. Pero no fue así.
Ollanta tuvo que intervenir al pedirle a Chávez que no se preocupara por él y que dejara que los peruanos se encargaran de sus propios ladrones. Sin embargo, el daño estaba hecho. Circula por todos lados el video en que Ollanta se reúne en Caracas con Chávez y con el nuevo presidente de Bolivia, Evo Morales. Y ahora Ollanta tendrá que hacer malabares para ganarle la elección a Alan García, quien lo aventaja fácilmente en todos los últimos sondeos.
Veamos a México. El candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, nunca ha visto a Hugo Chávez y es probable que ni siquiera hayan conversado por teléfono. Pero Chávez - ¡adivinen! - ya abrió su boca en franco apoyo de López Obrador.
A esto hay que sumarle la presencia del embajador de Venezuela en México a un mitin del PRD - ¿qué hacía ahí? - y a la amenaza de Chávez al presidente mexicano, Vicente Fox, de que no se metiera con él porque iba a “salir espinado”.
Para aprovechar esta situación, el Partido Acción Nacional (PAN) del candidato oficialista Felipe Calderón, sacó un comercial en que comparaba las declaraciones de Chávez sobre Fox con la ya famosa frase de “cállate chachalaca” que el propio López Obrador dijo sobre el presidente mexicano. Un asesor de Calderón me comentó que su intención con el comercial era sugerir que “López Obrador era tan intolerante como Chávez”. Resultó.
Tengo frente a mí las últimas seis encuestas realizadas en México (Gea, Consulta Mitofsky, Reforma, Milenio, Parametría y El Universal) en las que Felipe Calderón muestra una clara ventaja sobre López Obrador, quien durante meses pareció invencible. Esto se debe, entre otras cosas, a la negativa de López Obrador de participar en el primer debate entre candidatos presidenciales.
Pero independientemente de los errores de campaña, la figura de Chávez ha sido muy dañina para las aspiraciones presidenciales de Ollanta Humala y López Obrador. Es la mano negra de la política latinoamericana. Ante lo cual, Humala y López Obrador pueden decirle a Chávez: “No me ayudes compadre.”Hay más.
Es posible que tras la elección de Evo Morales en Bolivia, su clara alianza con Chávez y el dictador cubano Fidel Castro, y su reciente nacionalización de la industria del gas natural, otros países latinoamericanos estén viendo con mucho más cuidado a los candidatos presidenciales de izquierda. Luego de alcanzar media docena de presidencias a través de los votos ¿habrá llegado la izquierda a su límite en América Latina por culpa de Chávez? Lo sabremos pronto.
Mientras tanto, la lección para otros candidatos presidenciales es clara: ligarte con Chávez puede costarte la elección. Es el factor Chávez.
Si Chávez de verdad quiere que ganen Ollanta y López Obrador lo inteligente hubiera sido quedarse callado. Pero eso suena a imposible. Chávez tiene una lengua imparable, le encanta oírse y chupar cámara. ¿Quién se atreve a callar a Chávez o a arrebatarle el micrófono?
Si Chávez sigue así, empezará a perder elecciones (al menos, fuera de Venezuela).




Opinión:

LA CONEXIÓN CARACAS-LA PAZ

El Comercio de Perú (www.elcomercioperu.com.pe)

La serie de declaraciones, encuentros y decisiones que, durante las últimas dos semanas, han conmovido Sudamérica revelan crudamente la crisis de relaciones que afecta a la mayor parte de sus países, y la dificultad para restablecer un nivel razonable de entendimiento y armonía entre ellos.
Un repaso de hechos recientes ayuda a perfilar la situación: El 19 de abril, Hugo Chávez anunció su retiro de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), como represalia por la decisión de Colombia y Perú de suscribir sendos tratados de libre comercio (TLC) con Estados Unidos. Así, el defensor 'revolucionario' de la unión latinoamericana le asestó un golpe letal, al empujar esa organización hacia el colapso. Además, estableció una trayectoria de conflicto con dos gobiernos de signo socialista: el de Chile, que ya disfruta de un TLC con Washington, y el de Uruguay, en vías de profundizar sus nexos comerciales.
Evo Morales se zambulló en la misma retórica y también planteó el retiro boliviano de la CAN, a pesar del impacto que esto podría tener en sus ventas de soya a Perú y Colombia.
Pocos días después, en La Habana, Chávez, Morales y Fidel Castro suscribieron un altisonante "tratado comercial de los pueblos" que, en realidad, es un simple compromiso venezolano de comprar a Bolivia la soya que dejaría de vender por su retiro de la CAN, y de financiar a Cuba importaciones del grano. Es decir, un paso más en la hegemonía chavista sobre sus dos empobrecidos 'hermanos'.
El 1 de mayo, Morales nacionalizó los hidrocarburos; ocupó los 56 campos de producción del país, y estableció un plazo de seis meses para revisar los contratos con las compañías extranjeras.
Es posible que, en la renegociación, la medida se revele como menos radical de lo que parece. Por el momento, sin embargo, ha empeorado severamente la precaria seguridad jurídica boliviana, lo cual afectará su capacidad para atraer inversiones, y ha dado más músculo a su gobierno para renegociar los precios de exportación de gas con Argentina y Brasil, los dos grandes socios del Mercosur. De aquí la inquietud de Néstor Kirchner y la molestia de Lula da Silva.
Para los argentinos, la situación es inquietante, pero no extrema: su consumo de gas boliviano ronda apenas el 4% de la demanda total. Para los brasileños, en cambio, el problema es sumamente grave: Petrobras, su gran compañía petrolera, es la más afectada por el decreto, y casi la mitad de su demanda nacional se alimenta de Bolivia.
Lo anterior explica la tensa reunión de emergencia del 4 de mayo, entre Morales, Chávez, Kirchner y Lula, cuatro izquierdistas de retórica integracionista, pero estilos e intereses muy distintos. Su encuentro fue una típica cumbre de conflictos, que coincidió con otra de ejemplar armonía, entre el presidente George Bush y su par uruguayo, Tabaré Vázquez. Su objetivo: más comercio bilateral.
Ese mismo día, además, Argentina demandó a Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia, por la construcción de dos plantas papeleras en la frontera común, y Venezuela retiró a su embajador en Lima, que ya había sacado el suyo de Caracas.
Los uruguayos (al igual que Paraguay) resienten su posición marginal en el Mercosur; los hiere el rechazo argentino a las papeleras, y han decidido ampliar sus mercados. Es decir, cada vez se alejan más de la retórica y se acercan al pragmatismo.
Que, en tan corto tiempo, se hayan revelado en el hemisferio tantos focos de conflicto, es preocupante. Sin embargo, también han permitido aclarar que Caracas y La Paz (inspiradas por La Habana) son, hoy, sus principales focos de inestabilidad; que Perú y Colombia no están dispuestos a ceder a sus chantajes; que Uruguay avanza hacia un 'modelo' a la chilena, y que Argentina y Brasil privilegian sus intereses como consumidores de energía y potencias económicas regionales.
Algo muy distinto a la izquierda indiferenciada que, hasta hace poco, se presentaba como el modelo para unir a Sudamérica.




Opinión:

LOS DAMNIFICADOS DE EVO

El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.miami.com/mld/elnuevo/search)

Es difícil precisar quién ha sido el más perjudicado por las palabras y las obras de Evo Morales, pero en la lista de damnificados habría que incluir a Luiz Inácio Lula da Silva, a José Luis Rodríguez Zapatero, al gobierno estadounidense y, sobre todo, al infortunado pueblo boliviano.
Evo ha traicionado a Lula, su más poderoso aliado en la región, al mandar al ejército a apropiarse de las instalaciones petroleras brasileñas en territorio boliviano y acusar sin pruebas a la empresa estatal PETROBRAS de actuar ilegal e inconstitucionalmente. De un solo golpe, Morales ha desbaratado la tesis de la política exterior brasileña proyectando a Lula como el líder capaz de moderar las intemperancias de la izquierda delirante latinoamericana encabezada por Fidel Castro y sus prolongaciones mecánicas Hugo Chávez y Morales.
A Zapatero, el otro líder de la izquierda moderada que se pensó podría moderar las intemperancias de los tres alegres compadres, no le ha ido mejor. Hace apenas unos días que el líder de la oposición española, Mariano Rajoy, le zarandeó en el parlamento español, acusándole de practicar una política exterior que es imperceptible en Cuba y es incapaz de defender las inversiones españolas en la Venezuela de Chávez y la Bolivia de Morales.
Si bien las nacionalizaciones no le afectan directamente, el rumbo que Morales ha tomado en la conducción de su país no deja de ser problemático para Estados Unidos sobre todo porque ejemplifica una paradoja de muy difícil resolución. Dólar por dólar, Estados Unidos es el mayor donante que Bolivia jamás ha tenido y nunca ha logrado un mínimo de reconocimiento por su generosa ayuda. Desde hace décadas, Estados Unidos dona unos $100 millones de dólares anuales a Bolivia para proyectos de infraestructura como electrificación, construcción de carreteras y de clínicas de salud. Así como proyectos para beneficio de los pequeños negocios y para fortalecer el sistema de justicia local. A pesar de esta ayuda real, la percepción en Bolivia es que el dinero norteamericano se destina a la erradicación de programas relacionados al tráfico de estupefacientes.
Cuba y Venezuela, que apenas han prometido invertir en Bolivia unos $130 millones construyendo estaciones de radio, ofreciendo becas a trabajadores de salud pública y desplazando a doctores cubanos y a técnicos petroleros venezolanos por todo el país, ya se han ganado el agradecimiento de la población.
España, Brasil y Estados Unidos sobrevivirán esta crisis boliviana sin mayores cicatrices. Los verdaderos damnificados por las palabras y las obras de Evo son los bolivianos, que podrían perder el apoyo de quienes más los ayudan.
El proyecto de país que Evo propone parte de la ficción de que Cuba es una democracia. Le consta, ha dicho, porque él ha visto con sus propios ojos como votan los cubanos manzana por manzana. A Evo no le preocupa que Fidel lleve más de 40 años en el poder y nadie pueda contender contra él. No le importa que en la isla no se permitan los partidos políticos de oposición, que no haya separación de poderes ni libertad de expresión ni de prensa ni respeto a la propiedad privada.
¿Será que la aspiración de los bolivianos que votaron por Evo para presidente es vivir como viven los cubanos, oprimidos económica y políticamente, o simplemente se equivocaron y recién ahora empezarán a percatarse del error que cometieron?




DESDE LA PAZ

UN GOBIERNO FUERTE (Primera parte)

La Nación de Chile (www.lanacion.cl)

Fernando Molina Monasterios

Es posible discutir respecto a la orientación de los cambios que vive Bolivia, pero una cosa resulta indudable: que el Gobierno que los conduce contrasta notablemente con los que le precedieron, caracterizados todos ellos, por lo menos desde 1997, por la debilidad. Todo lo contrario, esta administración ha tomado sin dudar medidas extremadamente difíciles, como el cobro de impuestos a las grandes empresas del transporte de pasajeros (que no los pagaron nunca), o la ya muy publicitada nacionalización del gas. Otras medidas enérgicas han sido el cambio del Alto Mando militar, el cierre de una dependencia controvertida de la Policía, y la expulsión del país de una empresa siderúrgica brasileña supuestamente ilegal, pero que ofrecía muchos empleos en una provincia pobre del país.
Como característica, cada vez que éstas y otras medidas han sido objeto de protesta, la administración ha asegurado que no retrocederá, pase lo que pase. Este es, quizá, el signo que lo distingue como Gobierno fuerte: su capacidad para no ceder en lo sustancial. Tal actitud es la que la población estaba deseando (diversas encuestas lo señalaron en los años pasados), y lo que al fin ha obtenido; un hecho que explica buena parte de la enorme popularidad de Palacio Quemado.
Los latinoamericanos tendemos a apoyar a los Gobiernos fuertes, tanto porque somos culturalmente más proclives a seguir a caudillos iluminados que a levantar un sistema institucional bien organizado; como porque hemos vivido frecuentemente la experiencia de la anarquía, del vacío de poder que es incluso peor que la tiranía, porque nos somete a los caprichos no de uno, sino de muchos líderes carismáticos. Enfrentados a la posibilidad de caer en un sistema “feudal”, en el que se hace la voluntad contradictoria y fratricida de muchos señores, preferimos un “rey” centralizador que imponga su ley, que al menos es una.
De la evidencia de que el mandato de Morales es “fuerte”, algunos infieren su supuesto “autoritarismo”, e incluso su “totalitarismo”. En realidad, se trata de tres cosas diferentes. Un Gobierno fuerte es el que asegura el orden. Un Gobierno autoritario, el que sólo admite un orden que emerge de su voluntad. Y un Gobierno totalitario, el que extiende el orden autoritario, de la esfera político-económica -de donde no sale en el caso anterior-, a la esfera moral y cultural de un país.
Por lo pronto, en Bolivia tenemos un Gobierno fuerte, con la bendición de las masas populistas que constituyen la mayoría de la población. Un gobierno que, sin embargo, presenta síntomas inquietantes, tanto de autoritarismo como de totalitarismo.




Opinión:

LA LEGITIMACIÓN DE LA ESPERANZA

Rebelión (www.rebelion.org)

La histórica nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia y la recuperación por el Estado de la “propiedad, la posesión y el control absoluto de los mismos” [1] obligan a una lectura e interpretación desde Guatemala. Esta lectura no debe ser dogmática ni mecánica (trasladar los hechos de allá a acciones acá) pero sí debe ayudar al análisis y construcción de propuestas.
Modelo para negociar
En primer lugar, la nacionalización esboza un esquema ideal de negociación, aquel que parte de la irrenunciabilidad de la propiedad y el control de los recursos, y define a las empresas extranjeras como asociadas (no dueñas ni patronas). El Estado boliviano se convierte en accionista mayoritario (51 por ciento) y recibirá un alto porcentaje de regalías (82 por ciento) e impuestos (más del 50 por ciento, aunque los porcentajes están sujetos a la renegociación de los contratos los próximos seis meses). Mientras tanto, las empresas mineras en Guatemala son propietarias, gozan de exenciones fiscales y cancelan uno por ciento en concepto de regalías.
La dignidad subyace en los planteamientos nacionalizadores. Para Augusto Zamora, “Los gobiernos de izquierda, desde Buenos Aires a Caracas, han modificado los términos de intercambio con las antiguas potencias colonialistas. Acostumbradas a gobiernos complacientes, que entregaban gustosos los recursos y riquezas del país a empresas extranjeras, aquellas reaccionan con irritación ante la recuperación de esas riquezas y recursos por sus legítimos dueños”. En el caso de la negociación del Tratado de Libre Comercio en Guatemala, la secretividad del proceso, el desconocimiento de los contenidos y la modificación de lo ya firmado a partir de presiones de Estados Unidos, evidencian la subordinación de los negociadores a las agendas foráneas. La única negociación exitosa con extranjeros ha sido la del presidente Berger para conseguir que el cantante colombiano Juanes cantara la camisa negra en una recepción privada. Negociación insistente, firme y tenaz, como debe ser.
Otro punto a analizar es el papel que se otorga al Estado. En Guatemala predomina la lógica de privatización, supremacía del mercado y gobierno de empresarios-economistas tecnócratas. La nacionalización boliviana otorga al Estado un papel relevante y se acerca al modelo diseñado pero no desarrollado por los Acuerdos de Paz guatemaltecos. Para el sociólogo argentino Atilio Boron, “Si estamos pensando en coyunturas de cambio o en coyunturas de transición, el Estado asume una centralidad inevitable (…) Los europeos recomiendan a los Estados privatizar pero ellos hicieron exactamente lo contrario. Hoy en día, el promedio de las principales economías europeas en materia de gasto público equivale a cerca del 45% del Producto Interno Bruto” [2] . El incremento de la carga tributaria es clave en este punto. Junto a ello, impulsar un modelo de desarrollo que privilegie la satisfacción de necesidades internas en detrimento de la inserción en el mercado internacional.
El proceso nacionalizador fortalece la legalidad y la institucionalidad. El decreto de nacionalización boliviano alude a los artículos 136, 137 y 139 de la Constitución Política, donde se menciona que los hidrocarburos son bienes nacionales de dominio originario, directo, inalienable e imprescriptible del Estado; al inciso 5, artículo 59 de la misma Constitución, por el que los contratos de explotación de riquezas nacionales deben ser autorizados y aprobados por el Poder Legislativo; y a los artículos 24 y 135, por los cuales todas las empresas establecidas en el país están sometidas a la soberanía, leyes y autoridades de la República.
Es decir, el Decreto no necesitó modificar las leyes o la Constitución sino hacer cumplir las disposiciones existentes. Igual sucedería en Guatemala con las explotaciones mineras si se hiciera una lectura literal y apegada a derecho del Convenio 169, por ejemplo en el artículo 15: “Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus tierras deberán protegerse especialmente” o el Apartado 4. F inciso 1 del Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas: “Los derechos relativos a la tierra de los pueblos indígenas incluyen (…) el aprovechamiento de los recursos naturales en beneficio de las comunidades, sin perjuicio de su hábitat”. Ello no es obstáculo para que sean necesarias reformas legales profundas que adecuen el estado a la realidad multicultural y a la necesidad de construir un modelo económico incluyente.
El camino elegido por Bolivia no debe ser calco o copia (parafraseando a Mariátegui) para Guatemala. Las comparaciones tampoco deben interpretarse como la búsqueda desesperada de referentes por parte de una izquierda guatemalteca huérfana tanto de conceptualizaciones como de victorias. Pero Bolivia hoy, al margen de su lejanía, sus contradicciones y su evolución futura, hace ver que existe un espacio desde la dignidad, la organización y el Estado para expresar y dar forma a intereses colectivos.
Este espacio se ampliará en la medida en que las condiciones subjetivas se fortalezcan: la visión estratégica, que rompa con la inercia del activismo; la búsqueda de alianzas (“rectas y flexibles” según Borón) para trascender la actual atomización organizativa (que explica en parte la continuación de las operaciones mineras e hidroeléctricas, a pesar del éxito de las consultas populares de Sipakapa y Río Hondo); la participación de más actores sociales y sus agendas (especialmente las organizaciones de mujeres) y el debate amplio, que supere la compartimentación y el verticalismo. Con ello se podrá replantear desde la esperanza la vieja utopía de la transformación social.

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