Tuesday, May 16, 2006

MORALES NO CAMBIARÁ SU DECISIÓN SOBRE REPSOL PESE A SU "EXCELENTE" RELACIÓN CON ZAPATERO

Editorial:

MORALES, AHORA A POR LOS BANCOS

ABC de España (www.abc.es)

EVO Morales sigue su proceso de nacionalizaciones a ritmo de crucero. Ayer, cogió nuevos bríos y sembró más incertidumbres sobre el futuro del país andino, perjudicando de paso los intereses económicos españoles; y sólo un par de días después de haber charlado amistosamente en la cumbre de Viena con Rodríguez Zapatero, a quien ocultó su penúltima maniobra. Con la pompa populista que empieza a ser habitual por aquellas latitudes, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, firmó un decreto de incautación adicional al adoptado por su Gobierno hace unos días, asegurándose así el control absoluto sobre todo el mercado del petróleo y el gas bolivianos. Esta vez se exige a los Grupos BBVA y Zurich Financial Service que pongan a su disposición las acciones que controlan respectivamente dentro de los fondos de pensiones «Previsión» y «Futuro». Creados en 1997 con el patrimonio que resultó de las privatizaciones de las firmas estatales que explotaban los sectores estratégicos bolivianos, los fondos gestionan alrededor de 700 millones de dólares en acciones de las empresas petroleras nacionalizadas hace dos semanas.
Con un tono imperativo inaceptable, más propio de una dictadura populista que de una sociedad abierta, el Gobierno boliviano ha dado un ultimátum al BBVA y a Zurich Financial Service para que entreguen a «título gratuito» -tal y como señala el decreto- esas acciones en un plazo de tres días o, de lo contrario, sus instalaciones serán intervenidas. En la rueda de prensa ofrecida por el vicepresidente García Linera en La Paz para informar de la decisión, se esgrimió varias veces la idea de que la medida era la respuesta a la negativa de los gestores de los citados fondos a ceder las acciones de su propiedad sin un justiprecio que los indemnizara por las utilidades derivadas de la inversión que llevaron a cabo hace diez años. De esta manera, las declaraciones del vicepresidente boliviano y el tenor del decreto desmentían las afirmaciones que hacía al mismo tiempo Evo Morales en el Parlamento Europeo. En el pleno de la Eurocámara, el presidente de Bolivia insistió varias veces en que las decisiones nacionalizadoras de su país no debían interpretarse como una expropiación de las inversiones extranjeras. De hecho, los inversores podían estar tranquilos ya que se les reconocía en todo momento el derecho a recuperar su patrimonio, aunque no el control de los recursos naturales que explotaban, pues éste tiene desde hace unos días un único y definitivo dueño: el pueblo de Bolivia.
Sin embargo, el decreto aprobado ayer niega esta declaración y pone en evidencia su tenor demagógico y populista. No hay que olvidar que de acuerdo con la nueva nacionalización estamos ante una entrega forzada de las acciones que gestionan los citados fondos de pensiones. El ultimátum es, como se encargó de reiterar el propio García Linera, «así de claro»: o se hace la entrega a título gratuito y sin compensación en el plazo de tres días o se incautarán los activos patrimoniales y, de paso, se intervendrán las instalaciones de las empresas interesadas radicadas en Bolivia. En fin, todo un ejemplo de seguridad jurídica.
Lo sorprendente de este escenario es que tiene lugar a tan sólo unos días de la entrevista que celebraron el pasado fin de semana en Viena los presidentes Rodríguez Zapatero y Morales, mientras se desarrollaba la Cumbre Unión Europea-América Latina. Después del enrarecimiento de las relaciones bilaterales vivido hace poco más de una semana, la entrevista pareció despejar supuestamente las dudas que pendían sobre la sinceridad del líder boliviano acerca de su respaldo a los intereses españoles en el país. Pero todo se reveló ayer como un truco. No sólo no se corrige la política de nacionalizaciones, sino que se amplía a otros campos de inversión extranjera. Demasiado grave para que Rodríguez Zapatero siga pensando que las decisiones de Morales son «problemas puntuales».
Ni diálogo, ni respeto ni reglas claras. Ese es el mensaje que emite al mundo la Bolivia de Morales. Ahora le corresponde a Zapatero responder con rotundidad a la sucesión de gestos inamistosos que viene exhibiendo hacia España y sus intereses económicos el populismo del líder cocalero. No cabe repetir la estrategia aquiescente seguida hace unos días. Ya no caben más monsergas. Ahora corresponde exigir el respeto a la legalidad y presionar con todos los medios diplomáticos disponibles. De lo contrario, el ejemplo boliviano puede cundir en Iberoamérica y, entonces, el daño para España será irreparable.




Opinión:

EVO SE BURLA DE NUEVO

ABC de España (www.abc.es)

La formación de un eje populista en América Latina -con Castro, Chávez y Morales- pone de evidencia la ruptura de un modelo de política socialista que ha predominado durante la última década. El viejo dictador cubano ha roto el aislamiento al que le tenían condenado en el tramo final de su vida, presentándose como el estandarte que nunca cedió, aún a costa de condenar a su pueblo a la miseria y a la esclavitud. Con Chávez está dispuesto a dar un paso más, arruinando al continente, o a la parte que se deje. En Venezuela ya han conseguido lo previsible: a más ingresos del Estado por el alza del precio de los hidrocarburos, menor nivel de vida.
La izquierda moderada, responsable, aquélla que ha aprendido las lecciones del pasado, se encuentra ahora arrinconada ante el empuje de la demagogia populista, bien nutrida de petrodólares bolivarianos. Morales ha humillado a España asaltando las oficinas de nuestras empresas y confiscando sus propiedades. El argumento de la nacionalización es inaceptable. Cualquier país puede considerar asumir la plena propiedad de sus recursos energéticos, pero eso requiere un proceso en el que se de satisfacción a los intereses de las partes. En ningún caso podemos admitir la ocupación de nuestros bienes por parte de fuerzas militares, sin que haya habido las lógicas y previsibles negociaciones.
También en Europa tenemos dos izquierdas. La que cree en la defensa de los intereses nacionales y que, por lo tanto, exige el respeto a la seguridad jurídica y la que antepone sus prejuicios ideológicos a cualquier otra razón. En España disfrutamos de esta segunda, de ahí que cedamos con tanta naturalidad a las presiones de Marruecos en la cuestión del Sáhara y en las que lleguen después; del islamismo, con una Alianza de Civilizaciones que no es otra cosa que una rendición por adelantado; de París y Berlín, también llamados el «corazón de Europa», cuando de votos y dineros se trata; de Chávez y sus maniobras petroleras, o de un aimara que representa una nueva izquierda indigenista. Pero, si está dispuesta a ceder ante un grupo terrorista español, ¿por qué no hacerlo ante chantajes que nos llegan del exterior?
La prensa gubernamental nos anunció que ya se había restablecido un entendimiento con el Gobierno de Morales y, mientras el carismático dirigente boliviano alegraba el día a unos cuantos eurodiputados añorantes de vivencias revolucionarias, su número dos amenazaba directamente al BBVA por no rendirse y entregar sus bienes. Ese es el respeto que merecemos, porque no exigimos otra cosa. A mayores concesiones, más demandas. Tras el atropello de la noche de autos, Morales, en vez de pedir perdón, nos criticó por no haber condonado la deuda y doblado la ayuda. ¿Qué nos espera mañana?



Opinión:

LA NACIONALIZACIÓN DE LOS HIDROCARBUROS BOLIVIANOS: TODO MENOS UNA SORPRESA

Diario Hoy de Argentina (www.hoy.com.ar)

Desde los tiempos coloniales, Bolivia generó una formidable transferencia de recursos hacia los centros de poder mundial por ser una de las regiones más ricas en recursos minerales del planeta. Y a pesar de su condición mediterránea, continúa produciendo valiosas materias primas desde las entrañas de su territorio, especialmente recursos energéticos. La cuestión es que esa producción beneficia a un sector minoritario de su población y a un puñado de empresas transnacionales, mientras que la inequitativa distribución del ingreso se fue acentuando cada vez más hasta transformar a Bolivia en el país con mayores índices de pobreza de Sudamérica. En estos momentos la desocupación alcanza a un 36% de la población activa, y el 64% de sus habitantes vive por debajo de la línea de pobreza, de los cuales, el 82% habita en los ámbitos rurales y son mayoritariamente indígenas.
Este es el punto de partida para interpretar fenómenos que se vienen sucediendo en el país vecino durante los últimos meses y que involucran al conjunto de países del Cono Sur, como la iniciativa el nuevo presidente Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos de Bolivia. En verdad, la decisión no sorprendió demasiado, salvo a los que pensaban que era un mandatario de los muchos que no cumplen con lo que dicen, porque antes y durante su campaña electoral, Morales había declarado que no se debía exportar el gas natural en las condiciones existentes y que las leyes de hidrocarburos debían ser modificadas.
Antecedentes históricos existían. La primera vez fue durante la década de 1920, en momentos en que la Standard Oil llegó a extraer petróleo durante seis años sin pagar ningún tipo de regalías o impuestos al Estado boliviano. A esto se añadió el hecho de que la empresa estadounidense, junto a la Shell anglo-holandesa que operaba en Paraguay, fueron factores desencadenantes del cruento conflicto conocido como Guerra del Chaco, que le deparó a Bolivia elevadas pérdidas humanas, territoriales y económicas. En consecuencia, las autoridades bolivianas expulsaron a la Standard Oil sin indemnización y crearon la compañía estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Años después, sin embargo, en 1955, durante el mandato de Víctor Paz Estenssoro, las empresas petroleras extranjeras lograron imponer nuevas condiciones fijando el pago de regalías en solo un 18% mientras que el 82% restante pasó a engrosar las ganancias de dichas firmas. Además, al año siguiente, se le entregaron los mejores pozos de gas a la Gulf Oil. No extraño entonces que en 1969, los reclamos sociales terminaron en una nueva nacionalización sin indemnización para las empresas estadounidenses, recuperando el Estado el 90% de las reservas de gas natural, algo que duró nuevamente poco tiempo, dado que en los años `80 YPFB fue prácticamente vaciada por los sucesivos gobiernos y debió entregar el 70% de sus recursos al Tesoro Nacional. Finalmente, durante la gestión del neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada se concretó el proceso de privatización de las empresas estatales, entre ellas YPFB, y se concedió a las multinacionales la propiedad del gas en boca de pozo, interpretado por los bolivianos como el mayor enajenamiento de las riquezas de su país. En ese contexto se fueron gestando manifestaciones de descontento público que terminaron generando, en octubre de 2003, una rebelión popular, con un saldo de 70 muertos en las calles pero que logró el derrocamiento de Lozada. Las manifestaciones y los movimientos sociales reclamaban la nacionalización de los hidrocarburos controlados por empresas multinacionales, entre las que se destacaban Repsol, British Petroleum, Enron, Petrobras y Shell. Para calmar la situación el Congreso promulgó una nueva ley de Hidrocarburos fijando una ecuación impositiva del 32% en concepto de impuestos y 18% de regalías, buscando un equilibrio de beneficios entre el país y las compañías petroleras. Pero esta nueva normativa recortó las ganancias empresariales sin satisfacer los reclamos de los grupos sociales indígenas y de los sectores políticos más radicalizados que continuaron presionando por la sanción de una legislación más favorable para el país. El estallido social y las protestas populares de 2003 estuvieron asociados también a la producción y comercialización del gas, dado que los bolivianos tenían la expectativa de que ese producto podría industrializarse en el mercado interno y no ser destinado solamente a la exportación sin procesar, puesto que Bolivia detenta la segunda reserva gasífera más importante de América Latina detrás de Venezuela. La paradoja es que sus habitantes sufren de manera cruel este presunto beneficio: sólo el 1% de los bolivianos recibe gas natural y otro 1% lo utiliza envasado mediante el sistema de garrafas.
En este contexto, la brasileña Petrobras merece una especial consideración porque es la principal empresa extranjera que opera en Bolivia, ya que sus actividades responden por el 18% del PBI del país andino. Es también responsable por el 30% de su recaudación tributaria y lleva invertidos en ese país unos 2.000 millones de dólares, al tiempo que controla el 45% de los campos de extracción y posee las dos mayores refinerías del país. A su vez, empresas de Bolivia y Brasil operan un gasoducto que abastece el 60% de la demanda industrial del Estado de San Pablo. Esto muestra el tipo de relaciones que existe actualmente entre los dos países vecinos. En efecto, las exportaciones de gas de Bolivia alcanzaron en 2005 al 34% del total, mientras que las de petróleo y sus derivados llegaron al 11%, y las de soja y aceites al 8%. De esos totales Bolivia destina al Brasil el 33% de sus exportaciones, a Estados Unidos el 15% y a la Argentina el 9%. Brasil es, por lo tanto, el principal mercado para Bolivia, absorbiendo casi la mitad de sus dos principales productos, gas y soja. La nacionalización obstaculiza así las operaciones de Petrobras en suelo boliviano y necesariamente se imponen negociaciones entre ambos países. Es lo que Marco Aurelio García, el principal asesor internacional de Lula, llama “accidentes” en el camino de la integración sudamericana, como lo es también el caso del conflicto que la Argentina y Uruguay mantienen por la instalación de dos fábricas de celulosa a orillas de un río de aguas comunes compartidas.
Por otra parte, la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos ha despertado una gran incertidumbre en el conjunto de empresas transnacionales instaladas en el país. El temor de las compañías extranjeras estriba en lo que consideran un factor de inseguridad jurídica y en la posibilidad de afectar inversiones futuras en el país, sutil manera de presionar al Estado boliviano. Sin embargo, la cuestión principal es que los recientes sucesos de Bolivia no hacen más que poner sobre el tapete las recurrentes crisis energéticas por las que atraviesan los países sudamericanos. En ese sentido, y para enfrentar futuras contingencias del sector, la propuesta venezolana de construir un gasoducto sudamericano surgió como una respuesta estratégica para la integración energética en el marco del MERCOSUR.
La conformación de una red energética regional y la elaboración de una política de energía común, parecen ya prioridades aunque requieran solucionar no sólo problemas físicos y jurídicos sino, y sobre todo, políticos y económicos, entre las naciones sudamericanas.
La alianza estratégica entre la Argentina y Brasil, concebida como eje central del MERCOSUR, no es incompatible con la consolidación de las economías internas de cada país. Los procesos de desarrollo nacional son necesarios para fortalecer la integración regional, que no debe enfrentarse a ellos sino propulsarlos. El raquitismo de sus miembros no afianza sino perjudica el futuro de la región: se necesita hacer prevalecer una concepción que supere intereses inmediatos en aras del fortalecimiento común ulterior. Más allá de la voluntad política -que sin duda existe-, sólo con hechos concretos, como el mejor aprovechamiento de los recursos energéticos en función de las necesidades nacionales de sus miembros, podrá revertirse la inmovilidad en la que se encuentra actualmente el MERCOSUR.




Opinión:

EL INTERNACIONALISMO DE EVO MORALES

El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.miami.com)

Ante el ruido que causa Evo Morales, hay en Bolivia quienes creen que el hombre es elogiado y aceptado por sus iguales en oficio a nivel internacional. El pueril razonamiento de los simplones es: ¿Vieron cómo lo recibieron en España, Chile y los demás países que visitó? No saben que por ser presidente de un Estado, se recibe a cualquiera con los honores que hacen a su investidura. No a su persona.
Que Evo sea objeto de atención es porque resulta inédito en la historia política y diplomática modernas, que un individuo que apenas puede hilvanar una frase coherente, lee con dificultad escolar, viaja a entrevistarse con los dignatarios más importantes del mundo vestido con un suéter barato o chaqueta de cuero y que no conoce de las maneras, costumbres, ni el lenguaje utilizado en el ambiente internacional, haya llegado a la presidencia de una nación.
Es más la afición al teatro que sus invisibles dotes la que hace a Morales notoriamente llamativo. Cualquier presidente del pasado hizo mejor papel que él. Si lo reciben cordialmente no quiere decir que lo quieran. Donde estuvo, los comentarios sobre su persona han sido abochornantes.
En España se limpió la mano sudada en la chompa antes de estrechar la del rey. En China alabó a Mao, conversando con Hu Jintao. En Chile se hizo mandar al cuerno por Uribe cuando le incitó a romper el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. Con Bachelet creyó que porque lo recibió de manera afable ya traía el mar en el bolsillo. En Argentina se plegó a los manifestantes contra el ALCA en vez de mantener una postura digna. Donde Evo fue hizo todo al revés, por eso apareció en los medios informativos. Asunto que toca sale mal, y para eludir responsabilidades culpa a otros o intenta ocultar sus falencias con declaraciones caprichosas e inconexas.
Si España lo acogió es porque sus inversiones en Bolivia están en riesgo de ser expropiadas y Rodríguez Zapatero aplaude su línea. Más bien es uno de los que la delinea. Le envió asesores para su campaña electoral y estructurar el flamante gobierno populista. Chile lo invitó por mera cortesía, al igual que a sus otros vecinos, como sugiere el protocolo. China está interesada en explotar el hierro de El Mutún, una de las reservas más grandes del mundo. Kirchner no es muy diferente a Evo, sólo que es más cuidadoso en sus declaraciones, terminó la secundaria y usa corbata. Brasil es el que mayores negocios tiene en el país vecino. Es dueño de sus refinerías petroleras y alrededor del 40 por ciento de la economía boliviana depende de la brasilera. Sin embargo, apenas Evo tomó el poder, Lula y Petrobrás decidieron cortar toda inversión futura en Bolivia, por cinco años, hasta que Morales concluya su mandato. Con la sorpresiva y autoritaria nacionalización de los hidrocarburos, la situación se tornará tensa. Sao Paulo depende del gas boliviano y las consecuencias son impredecibles. Los demás convidantes son sus aliados e impulsores, empeñados en imponer el neoproteccionismo nacionalista, introducir el islam y profundizar el antiamericanismo en Latinoamérica.
La ironía de este espectáculo más trágico que cómico es que Evo ha puesto a Bolivia en primera plana por ser el personaje más rústico y grosero que existe en función de gobierno. El presidente es tentador bocado para los medios, que entre atónitos y preocupados atisban expectantes a la espera de su próxima afirmación infundada, insulto desafiante, decisión arbitraria o magistral metida de pata.
Evo es famoso, pero no por razones que puedan enorgullecer a los bolivianos. Más bien todo lo contrario. Hasta el momento lo único que siente el pueblo instruido es vergüenza. Cuando a Morales lo inviten no solamente por motivos protocolares o apetitos económicos, sino por sus conocimientos, calidad humana, capacidad política o administrativa, entonces sus admiradores podrán andar con la cerviz erguida.




EDITORIAL:
COOPERACIÓN SOCIAL CON BOLIVIA

La Nación de Chile (www.lanacion.cl)

Como primera etapa de un plan de alcance regional, el Gobierno chileno hizo saber a su contraparte boliviana su interés en cooperar en los programas de ayuda social para los sectores de menos ingresos de ese país, en especial en el campo de la salud -la mortalidad infantil- y el combate a la pobreza, en la perspectiva de Chile Solidario. Interesa, además, la triangulación de cooperación a partir de los convenios suscritos con organismos internacionales.
Chile cuenta con una enorme experiencia en la creación de mayores niveles de justicia social, acumulada durante los gobiernos de la Concertación, en la que la focalización del gasto social ha sido clave para corregir las iniquidades del modelo económico neoliberal e incorporar a millones de compatriotas marginados al desarrollo. Pinochet acumuló 40% de la población viviendo en la pobreza; en la actualidad, la cifra se ha reducido a la mitad y se hacen esfuerzos concretos para terminar con la indigencia.
Esta iniciativa de la Presidenta Bachelet debe enmarcarse en el ámbito de una agenda temática amplia con Bolivia, acordada y reafirmada en sus reuniones de trabajo sostenidas con Evo Morales, la más reciente en Viena. Son enormes las áreas de cooperación que Santiago y La Paz tienen por delante en vista al propósito común de plena normalización de sus relaciones. La sola variable marítima está destinada a mantener un statu quo inaceptable para ambas naciones.
Morales ha mostrado madurez para acometer los vínculos con Chile. Tiene ahora un ofrecimiento de gran valor para su pueblo. Nuestra experiencia en el campo social resulta vital para superar algunos de los grandes desafíos que ha planteado a su nación, entre otros, mejorar las condiciones de vida. Chile, a su vez, tiene mucho que aprender de la experiencia boliviana en relación con las etnias originarias.



Opinión:

ZAPATERO A TU ZAPATO

Argenpress de Argentina (www.argenpress.info)

De poseer un equipo de fútbol y un ejército, Petrobras sería Brasil. Al menos eso sugiere su exagerado protagonismo ante la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia.
Una mejor explicación sería que ha tenido lugar un virtual reparto de roles en el que a la gigantesca empresa le ha tocado encabezar la reacción ante la nacionalización boliviana, preservando al gobierno de compromisos, concediéndole tiempo y espacio de maniobra y evitando que asuntos menores, lastren el imprescindible diálogo político.
Creada hace 53 años, durante el gobierno de Getulio Vargas, Petrobras que integra la lista de las 500 mayores firmas del mundo, figura entre las doce petroleras más importantes, es la mayor empresa industrial de Brasil, la tercera de América Latina y aunque en 2005 obtuvo ganancias por 11 mil millones de dólares, no es un estado dentro del Estado.
Ante la nacionalización de los hidrocarburos, Petrobras, la empresa extranjera con más intereses en Bolivia, reaccionó antes que el gobierno brasileño y asumió un tono más crítico que, por momentos llegó a ser amenazante, cuestionando en profundidad las decisiones adoptadas por el gobierno de Evo Morales. Aunque en América Latina existen antecedentes de la intromisión de grandes empresas en la política y recientemente la venezolana PDVSA, se prestó para servir como ariete en las maniobras para intentar derribar al gobierno de Hugo Chávez, es improbable que otras elites empresariales apuesten por reeditar el estilo de la tristemente célebre United Fruit Company que llegó a establecer el paradigma de las republicas bananeras.
Bolivia que vivió la experiencia de los Patiño, Hoschild y Aramayo, llamados los “Barones del Estaño” es especialmente sensible a estas intromisiones.
De Petrobrás, uno de los escasos monopolios trasnacionales del Tercer Mundo, poseedora de casi 10 000 pozos de petróleo y gas, cerca de 100 plataformas marinas, 16 refinerías, varias de ellas en el extranjero, 15 tanqueros de gran porte, casi 8000 servicentros y varias plantas de fertilizantes, se espera altura y eficiencia. Petrobras es resultado del empeño nacionalista de Getulio Vargas, representante ilustrado de un sector de la oligarquía nativa y eje del proceso político que entre 1930 y 1954, con luces y sombras, auspició la modernización del país, interviniendo no sólo el sector petrolero, sino también la generación eléctrica, la reforma del Estado, la legislación laboral, el voto femenino, la reforma agraria y la fundación de grandes empresas publicas, incluyendo la Siderúrgica Nacional.
Aquellos esfuerzos en que ciertos sectores de las elites ilustradas latinoamericanas, descontentos con la actuación de las empresas extranjeras, protagonizaron acciones de nacionalización de importantes recursos nacionales, no siempre maduraron ni evolucionaron en el sentido de los verdaderos intereses nacionales y muchas veces fueron reprivatizadas.
Petrobras y tal vez los Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, han corrido mejor suerte y tienen una excepcional oportunidad para revelar su madurez como entes públicos en un minuto histórico en que pueden realizar una contribución sustantiva al destino de sus países, de los pueblos del continente a la vez que refuerzan su imagen y su presencia empresarial.
Tal vez el papel que desempeña PDVSA en el proceso revolucionario venezolano sea un paradigma.




Opinión:

APOYO: 40% DICE SÍ A LA NACIONALIZACIÓN DE LOS HIDROCARBUROS

La República de Perú (www.larepublica.com.pe)

En la encuesta de Apoyo publicada el domingo, el 51% de los encuestados a nivel nacional responde que no está de acuerdo con la nacionalización de los hidrocarburos en el Perú. Pareciera, entonces que la situación es completamente distinta a la de Bolivia, donde más del 90% de los votantes del referéndum del 2004 dijeron que sí estaban de acuerdo con la recuperación de los hidrocarburos en boca de pozo.
Cierto, en Bolivia la lucha por los hidrocarburos tiene otra historia. Fue uno de los ejes de la campaña electoral del 2002 y, sobre todo, provocó la caída de un Presidente en 2003 (Sánchez de Losada), después de muchas manifestaciones, al final violentamente reprimidas. Luego vino la Ley 3058 de mayo del 2005, que consagra la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo, lo que plasmó finalmente el nuevo gobierno de Evo Morales con el Decreto del 1º de mayo pasado.
En el país se realizaron movilizaciones para evitar la privatización de las eléctricas (Arequipa 2002) y, en algunas zonas, conflictos entre las empresas mineras y la población de la zona –aunque éstas en su mayoría han planteado la preservación del hábitat y el medio ambiente. El punto más alto ha sido el rechazo mayoritario en las encuestas a la privatización de Petroperú, Sedapal y ENAPU, así como la indignación generalizada frente al contrato de Camisea y la rotura de los ductos. Pero eso no es comparable a la situación boliviana.
Por eso, sorprende que, en la encuesta de Apoyo, el 40% haya respondido que sí está de acuerdo con la nacionalización (eso no se ha destacado), cifra reveladora del nuevo sentido común de buena parte de la población. No solo eso. El Sí hubiera sido largamente mayoritario con una pregunta como ésta: "¿Estaría de acuerdo en que el Estado recaude más impuestos provenientes de sus recursos naturales en esta coyuntura de ganancias extraordinarias para las mineras y petroleras debido a los altos precios?"
En la primera vuelta hubo importantes propuestas sobre este tema. Por ejemplo, el Frente de Centro del Dr. Valentín Paniagua propuso que debía renegociarse el contrato de Camisea para reducir los precios del gas natural. De su lado, el Partido Socialista (www.socialista.org.pe) planteó medidas para recaudar S/. 2,275 millones en los primeros 180 días, de los cuales S/. 1,223 millones provendrían de la recuperación de la renta de recursos naturales: minería, gas y petróleo (además, S/. 577 millones por la eliminación de exoneraciones tributarias al sector financiero y S/. 475 millones del mantenimiento del ITF).
De los S/. 1,223 millones, S/. 350 millones provienen del pago integral de las regalías mineras, lo que incluye a las empresas que hoy no lo hacen invocando los convenios de estabilidad jurídica, cuando, en verdad, la regalía es una contraprestación y no un tributo por lo que todas las empresas están afectas.
Por reajuste de regalías de los líquidos del Gas de Camisea se recaudarían S/. 170 millones adicionales, con la siguiente metodología: cuando los precios superen los US$ 30/barril, los 30,000 barriles diarios de Camisea no solo pagarían la regalía del 37,2% fijada en el Contrato, sino una regalía adicional escalonada de 10% por cada 10 dólares de aumento en el precio del barril. Lo mismo en el caso de los 93,000 barriles diarios de petróleo de Talara y la Selva, recaudando S/. 703 millones: a partir de la regalía promedio actual de 20%, se cobraría una regalía escalonada de 10% por cada 10 dólares de aumento del precio del barril.
Las dos últimas medidas implican la renegociación de los convenios de estabilidad tributaria, cosa con la que hoy está de acuerdo ampliamente la población. Si alguien no lo cree, entonces que los encuestadores se lo pregunten a la población. Pero no con una pregunta cuyo objetivo velado es compararnos a la situación boliviana (lo que no es el caso), sino que exprese lo que la población peruana está reclamando.
Fe de erratas: en el artículo "TLC y empleo: ¿Cómo se reparte la torta?, (publicado el 15-5-2006) , en el segundo párrafo debe decir: "El índice de desempleo urbano descendió a 5,7% (2.6% en el área rural, si se suma a los trabajadores familiares no remunerados como parte de la PEA); muy por debajo del actual promedio nacional (10.4%)".




Opinión:

EVO: EL AIMARÁ INSOMNE

Los Andes de Argentina (www.losandes.com.ar)

El presidente boliviano parece no descansar. En un esfuerzo monumental pudo derrotar hace muy poco tiempo a la partidocracia boliviana, concentrada en las tendencias fragmentadoras de Santa Cruz de la Sierra, e imponerse por más del 50% de los votos, desmintiendo a las consultoras y analistas políticos, y sorprendiendo gratamente al resto. No habían terminado todavía los actos protocolares, y el primer presidente indígena desde la independencia a la fecha nacionalizó el control de los hidrocarburos.
En un encuentro universitario referido a la integración latinoamericana, del cual tuve el placer de participar, nos enteramos por alguna relación boliviana, de que el próximo paso a seguir en el país del altiplano, es una reforma agraria, especie que fue ratificada posteriormente en los diarios.
Al mismo tiempo, el gobierno encabezado por Morales ha prometido nacionalizar los yacimientos mineros de aquel país.
El problema de la tierra en Hispanoamérica
Cuando Lázaro Cárdenas, en la década del ’30, intentaba incorporar a México al siglo XX debió nacionalizar los hidrocarburos y enfrentar el gigantesco problema de la propiedad de la tierra. Treinta y dos millones de hectáreas mexicanas de tierra se la habían repartido 29 familias despojando de esta manera a millones de campesinos sumidos, a partir de ese instante, en el hambre y la desesperación.
Enfrentados exitosamente estos dos asuntos, México puso de manifiesto fuertes tendencias modernizantes, independientemente del retroceso que significó su incorporación al Nafta.
Distintos países hispanoamericanos debieron enfrentar a lo largo del siglo XX los mismos asuntos: el manejo de sus recursos naturales y la propiedad de la tierra. Bolivia también.
Los dos intentos más profundos realizados en ese sentido en el país del altiplano fueron ferozmente combatidos. En la década del ’30, Bolivia sobrellevó un conflicto armado con su vecino, el Paraguay. Lo que parecía nacido a partir de un incidente en relación con la toma de un fortín fronterizo (Vanguardia), escondía lo que en realidad latía en el fondo del enfrentamiento: empresas norteamericanas e inglesas disputaban por el petróleo en el escenario del Chaco Boreal.
Los manejables gobiernos de aquellos países no estuvieron a la altura de las circunstancias y hundieron a sus pueblos en la guerra. De aquella barbarie sin sentido, surgió una generación revolucionaria, responsable del primer intento profundo de controlar sus recursos. Su jefe, en medio del aislamiento, se suicidó.El intento de recuperar el control de sus recursos, al mismo tiempo que ponía en marcha una reforma agraria en la década del ’50, terminó en un nuevo fracaso, y los bolivianos en una situación más dolorosa que antes de la llegada de los españoles.
A este atraso que condena a millones de bolivianos a la pobreza, se debe agregar que a partir de la paz posterior a la Guerra del Pacífico sellada en el Tratado de 1904 condenaba a Bolivia a perder su salida al mar. Atrasada, pobre y aislada. ¡Cartón lleno!
El problema hoy
Las deudas pendientes condicionan la vida y la esperanza de los bolivianos. El presidente audaz las enfrenta. Miles de hectáreas, principalmente en el este (Santa Cruz), en el norte (Pando), en el nordeste (Beni), o en el sudeste (Gran Chaco), pasarán a manos del Estado y serán distribuidas entre los campesinos. La nueva renta gasífera, petrolera y agraria podrán ser derivadas a sentar las bases de una renta agroindustrial o industrial.
De no ser así, los límites de la transformación boliviana preanuncian su fracaso.
Para hacer un guiso de liebre, lo primero que hay que tener es la liebre. Y la liebre está.
Luego, podrá tener salida al mar, otra de las deudas pendientes. Habrá que tener cuidado qué es lo que ingresa por el mismo camino. En otra época en la misma Bolivia, la renta petrolera se transformó en importación de bienes suntuarios y el plan industrial nunca progresó. Salvo los historiadores nadie se acuerda de aquella época.
Esperamos que con Evo pronto podamos celebrar el mencionado plan en el marco de una política integrada a los países de la región.
Si ese es el camino a seguir, el descendiente de indios nos convencerá que no descansa, que no duerme, que no sueña el futuro de Bolivia. Sencillamente lo realiza.




El informe Oppenheimer

UN GIGANTE CERCADO

Diario Yucatán de México (www.yucatan.com.mx)

El país más grande de América Latina está en un estado de conmoción: de la noche a la mañana, ha visto perder su condición de líder regional para convertirse en una nación a la defensiva, crecientemente vulnerable a medidas hostiles de vecinos populistas como Venezuela y Bolivia.
Llámenlo un gigante cercado, si quieren. Mientras Venezuela está eclipsando a Brasil en la escena regional, la reciente decisión del presidente boliviano Evo Morales de nacionalizar su industria del gas, que provee cerca de la mitad del consumo de gas de Brasil, ha dejado atónitos a los brasileños.
La compañía petrolera estatal de Brasil, Petrobras, invirtió 1,500 millones de dólares en Bolivia, y era el mayor inversionista extranjero en ese país.
Y a juzgar por lo que vi en una visita que hice a Brasil la semana pasada, los brasileños temen una interrupción en el suministro de gas boliviano, o que el 60 por ciento de aumento que exige Bolivia para continuar su abastecimiento afecte directamente a sus bolsillos.
Casi todos los taxistas y muchos otros automovilistas brasileños tienen instalados tanques de gas natural en sus automóviles, para evitar de ese modo usar combustibles más caros.
El ex canciller brasileño Celso Lafer me dijo en una entrevista que no había visto en “muchas décadas” una consternación general por un tema de política externa como la actual. El tema va más allá del dinero, señaló.
“Cuando tienes a Morales ocupando instalaciones de Petrobras en Bolivia con los militares, designando de prisa un nuevo consejo de directores de Petrobras, y acusando a Petrobras de actuar ilegalmente, estás hiriendo el orgullo nacional de Brasil”, dice Lafer. “Petrobras es parte de la cultura nacional de Brasil”. Culpan a Lula La prensa brasileña culpa casi unánimemente al presidente Luiz Inácio Lula da Silva por no haber anticipado la crisis, y por haber sido demasiado blando con Bolivia tras el anuncio de la nacionalización energética.
Lula, un izquierdista moderado que va a necesitar a sus electores de izquierda para ganar las elecciones presidenciales de octubre, inicialmente apoyó la nacionalización del gas de Bolivia.
“Lula para Presidente ... de Bolivia”, rezaba el titular de una de las muchas columnas críticas contra Lula en el diario O Estado de Sao Paulo.
Veja, la revista de noticias más leída de Brasil, muestra en su portada a Lula da Silva con un dibujo de un zapato chorreando petróleo en su trasero.
El titular de la portada dice: “Lula se fue a dormir como el 'gran líder' de América Latina, y se despertó como el bufón de la corte del venezolano Hugo Chavez, quien planeó el robo de los activos brasileños en Bolivia”. Existe un convencimiento generalizado en Brasil de que la decisión boliviana fue tomada en Cuba y contó con la ayuda técnica de Venezuela.
Morales anunció su nacionalización del gas el primero de mayo, horas después de su regreso de Cuba, donde pasó el fin de semana reunido con Chávez y el presidente vitalicio Fidel Castro.
Un 88 por ciento de la población de Bolivia apoya la nacionalización del gas, según una encuesta de Ipsos. Analistas estupefactos Los analistas políticos brasileños están estupefactos ante la repentina pérdida de influencia de su país en la región, y por las crecientes amenazas provenientes de sus fronteras sur y norte.
En los últimos meses, casi todas las grandes iniciativas regionales, incluyendo planes para la creación de un gigantesco oleoducto que iría desde Venezuela a Argentina, un banco regional de desarrollo de Sudamérica, y una alianza de defensa de América del Sur al estilo de la OTAN han venido de Venezuela.
Aunque pocos creen que alguno de estos proyectos verá la luz del día, lo cierto es que Chávez ha desplazado a Brasil como el centro de atención de la región.
“No hay un sólo país latinoamericano que haya salido a defender a Brasil en esta crisis”, me dijo el ex embajador de Brasil en Washington, Ruben Barbabosa. “El gobierno (brasileño) ha invertido tanta energía en los últimos años en convertir a Lula en un líder mundial, por ejemplo haciéndolo ir cinco veces al Africa, que ha descuidado su propio vecindario”.
Mi conclusión: Lula estará, durante los próximos meses, con las manos atadas. Si arremete contra Morales y Chávez, antagonizará a su base de izquierda y puede perder las elecciones de octubre. Si no lo hace, seguirá siendo criticado por anteponer sus simpatías ideológicas a los intereses nacionales de su país.
Lo más probable es que, hasta octubre, Lula pondrá la otra mejilla, y Brasil continuará siendo eclipsado por Venezuela. Pero si es reelecto, no me extrañaría que Lula resurja como un líder de la izquierda responsable latinoamericana. Brasil es un país demasiado grande, y demasiado orgulloso, como para resignarse a ser un gigante cercado.— Sao Paulo, Brasil.




LAS PETROLERAS SIGUEN BAILANDO AL COMPÁS DE LA MÚSICA DEL ALTIPLANO

Las administradoras de fondos de pensión bolivianas deberán entregar al gobierno boliviano las acciones de las petroleras. De Vido viaja a La Paz. Total analiza si se queda o se va.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

Mientras las mayores petroleras que operan en la región estudian si se mantienen o se retiran después de la nacionalización dispuesta en Bolivia, el gobierno de Evo Morales dio ayer otro paso en la ejecución del plan de recuperación para el Estado del manejo de los recursos hidrocarburíferos. Esta vez les apuntó a las administradoras de fondos de pensión, a las que les ordenó transferir de forma inmediata y “a título gratuito” la titularidad de las acciones que poseen capitalizadas en las petroleras Andina, Transredes y Chaco, en favor de la estatal YPFB. “Hemos dialogado varias horas, varios meses, y hemos encontrado colaboración de unas (pero también), resistencia verbal y exceso verbal de alguno de los representantes de los fondos de pensiones”, dijo el vicepresidente, Alvaro García Linera, al anunciar la medida. El ministro de Planificación Federal argentino, Julio De Vido, viaja entretanto a La Paz para entrevistarse con su par, Andrés Soliz Rada, buscando un acuerdo para el aprovisionamiento de gas en el año 2007.
El banco español BBVA y la aseguradora Zurich son las principales administradoras de fondos de pensión en Bolivia. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con las empresas gestoras sobre la forma de transferencia de las acciones, el Ejecutivo de La Paz ha tenido que tomar esta decisión, señaló el funcionario al anticipar la eventual intervención. “Para que haya seguridad jurídica es necesario que haya seguridad social”, se atajó Evo Morales desde Francia.
En tanto, el presidente del grupo petrolero francés Total, Thierry Desmarest, consideró posible que la empresa continúe operando en el país andino, pero “no lo hará a cualquier condición”, según dijo en una entrevista con el diario económico Les Echos. Total tiene una participación del 15 por ciento en los yacimientos de San Antonio y San Alberto, operados por Petrobras, que fueron los elegidos por Evo Morales el 1º de mayo para hacer desde sus instalaciones el anuncio de nacionalización.
Bolivia no es la única preocupación de Total en la región. “Esperamos igualmente que las cosas se esclarezcan en Venezuela, donde se cambiaron las reglas del juego en más de una ocasión y de forma bastante brutal. Esperamos que la razón prevalezca tanto en un caso como en el otro”, añadió el responsable de Total.
Al mismo tiempo que se publicaban estas declaraciones, Evo Morales hablaba en Estrasburgo, Francia, ante el EuroParlamento. En ese ámbito subrayó que la decisión de exigir a BBVA y al grupo suizo Zurich la entrega de las acciones que administran en las empresas petroleras nacionalizadas no supone una expropiación, sino un cambio de gestión. Esos fondos, dijo, que hasta ahora eran administrados por empresas privadas, ahora lo serán por una empresa del Estado. “No se afecta, no se quita a nadie, no se expropia a nadie”, repitió el mandatario boliviano. Evo recordó que esos fondos de pensión se crearon con las “mal llamadas normas de capitalización, que finalmente han sido de descapitalización”. Subrayó que esos fondos “son del Estado boliviano, son del pueblo boliviano”, y que tanto BBVA como Zurich utilizaron los aportes de los trabajadores para constituirlos. “No ha habido inversión fresca, con fondos frescos.”
A su vez, el director general de Shell, Jeroen van der Veer, buscó diferenciarse al ser entrevistado por Financial Times. “Mientras más aumentan los precios del petróleo y el gas, (los gobiernos) más piensan en términos nacionales: es una realidad nueva”, declaró, agregando que “al final de cuentas, los gobiernos son siempre los patrones”. Consideró “contraproducente” recurrir a los tribunales para enfrentar las decisiones de los gobiernos y, al ser consultado sobre qué piensa de los que siguen esa vía de reclamo, se limitó a desearles “buena suerte”.
La medida dispuesta por Bolivia también tuvo ayer eco en España y Brasil. De fuentes del gobierno de Rodríguez Zapatero trascendió que representantes de los dos gobiernos se encontrarán en los próximos días para analizar la situación de Repsol-YPF en la nación andina. En Brasil, en tanto, representantes de Petrobras advirtieron que no aceptarán un aumento en el precio del gas, mientras que el titular de YPFB anunciaba desde La Paz que el gobierno de Morales asumiría el control del ciento por ciento de Petrobras Bolivia Refinación, pero “en forma paulatina”.
El decreto que ayer firmó en La Paz el vice García Linera –en ejercicio de la presidencia por el viaje de Evo Morales a Europa– obliga a los fondos de pensión “a transferir la titularidad de las acciones a YPFB inmediatamente después de realizada la reversión, en un plazo no mayor a un día hábil administrativo”. Con la norma presentada ayer, las AFP deberán entregar al Estado las acciones que manejan en las petroleras Andina, filial de la hispanoargentina Repsol-YPF; Transredes, de la estadounidense Enron y la anglo-holandesa Shell, y Chaco, del grupo británico British Petroleum. Estas compañías surgieron del desmembramiento de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que ahora recuperará su rol ejecutivo al recibir las acciones administradas por las AFP. García Linera advirtió que “habrá intervención a estos fondos de pensiones si no cumplen en tres días el decreto, así de claro”.




MORALES NO CAMBIARÁ SU DECISIÓN SOBRE REPSOL PESE A SU "EXCELENTE" RELACIÓN CON ZAPATERO

Madrid Press de España (www.madridpress.com)

El presidente boliviano, Evo Morales, afirmó en París que sus relaciones con el Gobierno español y con José Luis Rodríguez Zapatero son "excelentes", a pesar de la polémica creada por la nacionalización de los recursos de hidrocarburos del país sudamericano. "Zapatero es nuestro aliado y queremos que Repsol siga en Bolivia, pero desde ahora como asociada, y no como patrona y propietaria", subrayó.
Morales aplaudió que, a pesar de los problemas derivados de la nacionalización, el Gobierno español haya "asumido el compromiso de anular la deuda bilateral para financiar programas de educación", un paso que podrían dar "otros gobiernos europeos y Japón", según el dirigente.
En una entrevista con el diario 'Le Figaro', a su paso por París, en una visita semiprivada donde no fue recibido por ninguna autoridad gubernamental gala, Morales precisó que la empresa brasileña Petrobras y la francesa Total se hallan en una situación similar a la de Repsol.
"Total, según nuestras informaciones, es la más flexible y la más sensible a las cuestiones sociales. Ahora se trata de negociar con el deseo de llegar a un acuerdo", explicó el líder boliviano, quien recordó que el decreto de nacionalización abre un periodo de 180 días antes de tomar una decisión definitiva.
"No expropiamos a nadie, no expulsamos a nadie y no probamos ningún resentimiento contra estas empresas que han explotado nuestros recursos naturales. Pero hay que mejorar la situación social de los bolivianos", expuso Morales, quien fue recibido sólo por el alcalde de París, Bertrand Delanoë, y por el primer secretario socialista, François Hollande.
Morales hizo gala de su cercanía con los presidentes cubano y venezolano, Fidel Castro y Hugo Chávez. A este último lo tildó de "tutor del pueblo boliviano" por ayudar "sin contrapartida" al país andino. El máximo mandatario de Bolivia definió la alianza de estos tres dirigentes como una "alianza bolivariana".
Evo Morales, que estará hoy en Nueva York, dentro de su gira internacional, cargó contra la actitud de Estados Unidos y acusó a la embajada norteamericana en La Paz de "provocar" y "agredir" a su país. "Nuestra relación con Estados Unidos es tensa", aseveró.
RESPUESTA DE SOLBES
Por su parte, el vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, calificó de "inaceptable" que las autoridades de Bolivia optasen por tomar parte de los activos de compañías extranjeras sin ofrecerles ninguna bonificación, pero que si les diesen alguna compensación, "habría que valorarlo". En declaraciones a la Cadena Ser, recogidas por Europa Press Televisión, y respecto al plazo de tres días fijado por el Gobierno boliviano de Evo Morales para que el grupo BBVA y Zúrich entreguen al Estado las acciones de las empresas petroleras nacionalizadas que actualmente gestionan en un fondo colectivo que cubre pensiones, Solbes se mostró cauto y optó por esperar a la clarificación de la iniciativa para hacer su valoración.
Para evitar que este tipo de situaciones puedan volver a reproducirse en el futuro, el titular de Economía recomendó a las empresas españolas que inviertan en aquellos países que ofrezcan mayor seguridad jurídica, y señaló que en Latinoamérica, éstos países son México, Brasil y Chile.




EL PRESIDENTE DE BOLIVIA ABOMINA DEL LIBRE COMERCIO Y ANUNCIA MÁS NACIONALIZACIONES

ABC de España (www.abc.es)

El recién elegido presidente boliviano, Evo Morales, se paseó ayer por el Parlamento Europeo de Estrasburgo proclamando «la refundación de Bolivia» y repitiendo el mismo mensaje pretendidamente tranquilizador sobre el futuro de la revolución que se dispone a emprender en nombre de los «grupos indígenas originales». Morales reiteró su oposición al concepto de tratados de libre comercio que «ha empezado a destruir la región andina», incluyendo los que le propone la Unión Europea como parte de la Comunidad Andina de Naciones, y adelantó que las concesiones mineras serán el próximo campo para las expropiaciones, dentro del proceso de «recuperación de la soberanía sobre los recursos naturales».
Después de haber fracasado en su intento de retirar la invitación al boliviano, los diputados populares abandonaron la sala de plenos cuando empezó el discurso, para expresar que la nacionalización de los hidrocarburos «ha sido interpretada por nuestro grupo como incompatible con el espíritu del tratado de cooperación entre la UE y Bolivia», como explicó el eurodiputado Ignacio Salafranca. En su intervención posterior en la Comisión de Asuntos Exteriores, el portavoz socialista Poul Rasmussen apoyó las decisiones que ha tomado Morales, pero al final le aconsejó que «no ponga todos sus huevos en sólo dos cestas», en referencia a su intensa amistad con Cuba y Venezuela, «porque tiene muchos más amigos en otras partes de mundo». Más directa, la representante de los verdes, la italiana Monica Frassoni, le dijo que la ayuda de Cuba «puede ser peligrosa». Los intervinientes de grupo Popular le interpelaron sobre su concepto de derechos humanos en relación a Cuba y Morales se mostró comprensivo con la situación de la isla.
«Política emergente»
El presidente del Parlamento europeo, José Borrell, calificó la situación con un exceso de pragmatismo diciendo que Morales es un «representante de una política emergente» y las medidas de nacionalización, decisiones «de interés para nosotros». Tal vez la postura de los populares haya sido excesiva, aunque fuera reaccionando a una benevolencia también excesiva de los socialistas, pero está claro que si se mantiene este rumbo, el idilio no puede durar, porque Morales ha vuelto a advertir de que está en contra del libre comercio que le propone la UE y que prefiere el ALBA (la Alternativa Bolivariana que promueve Hugo Chávez).Algunos diputados recordaron ayer que hubiera sido de gran utilidad en estos momentos que las empresas europeas que operan en países del tercer mundo estuviesen sometidas a un código de conducta específico, para evitar reacciones como las que se han producido. Morales tiene ya otras preocupaciones propias de su celebridad y ha empezado a no llevarse bien con los medios de comunicación, a los que en algunos casos trata abiertamente de «manipuladores», como hizo ayer con el representante de la Agencia Efe, al que reprochaba el contenido de las informaciones que se difundían sobre las últimas decisiones de su Gobierno.
El portavoz socialista apoya las decisiones de Morales y le dice que «tiene muchos amigos en el mundo»




SOLBES EXIGE UNA COMPENSACIÓN PARA QUE BBVA ENTREGUE LA GESTIÓN DE LAS ACCIONES BOLIVIANAS

El Mundo de España (www.elmundo.es)

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, aseguró hoy que sería "inaceptable" que Bolivia confiscara las acciones que BBVA gestiona en petroleras a través de un fondo de pensiones.
En declaraciones a la Cadena Ser, Solbes indicó que "tomarle (a BBVA) parte de sus activos y no existir ninguna compensación obviamente es inaceptable". Ahora bien, si de lo que se trata es de quitar la gestión de unos fondos, "habrá que ver cuál es la compensación", agregó el ministro de Economía. En todo caso, hay que "estudiar muy bien el tema antes de dar una solución definitiva".
Solbes reconoció que el asunto "no suena bien", pero mostró cierta esperanza al asegurar que "hay que analizarlo un poco más en detalle para ver exactamente de qué estamos hablando, porque a veces estos anuncios esconden realidades que son algo distintas y esa realidad es lo que hay que intentar entender".
Ultimátum
Ayer, el Gobierno Boliviano dio tres días al grupo español BBVA y al suizo Zurich para entregar al Estado "a título gratuito" las acciones que gestiona a través de un fondo de pensiones en las empresas petroleras nacionalizadas o, de lo contrario, sus instalaciones serán intervenidas.
Igual que ha sucedido con otras empresas españolas a las que se les han complicado su intereses en Bolivia, como es el caso de Repsol YPF, el BBVA parece dispuesto a jugar hasta la última de sus cartas en la negociación.
"Es una posición muy drástica y contundente por parte del Gobierno", dijo a elmundo.es Ildefonso Núñez, gerente general de BBVA Previsión AFP en Bolivia. Sin embargo, el ejecutivo cree que el "proceso de diálogo" iniciado días atrás con las autoridades bolivianas continuará y aún no descarta la posibilidad de llegar a un acuerdo.
Núñez precisó que el fondo no se opone a transferir la administración de las acciones, pero quiere que se haga "de acuerdo a la ley". Las diferencias con el Gobierno, añadió, están más en el marco jurídico de cómo realizar el traspaso de la gestión. "Bolivia nos dio la administración de estas acciones por una ley y ahora nos las quita por un decreto. Por tanto nos gustaría negociar dándole el marco legal adecuado", afirmó.
También el vicepresidente segundo español insistió en que la estabilidad legal es esencial para hacer negocios en el país. Solbes advirtió que para mantener los procesos de inversión en los países "o hay seguridad jurídica o es muy difícil que las cosas al final terminen bien", y confió en que el Gobierno de Evo Morales "la ofrezca", por su propio interés y el de los bolivianos.
Según fuentes de la entidad, la filial que tiene en Bolivia obtuvo el año pasado unos beneficios de 2,8 millones de dólares (2,19 millones de euros) frente a los más de 3.800 que logró el grupo, lo que supone menos del 0,1% de los beneficios del conjunto del grupo.
Morales insiste en que no es una expropiación
Sin embargo, el propio presidente boliviano explicó en Estrasburgo que los fondos que hasta la fecha eran administrados por empresas privadas, ahora lo serán por las empresas del Estado, por lo que "no se afecta, no se quita a nadie, no se expropia a nadie". Según explicó, sólo habrá un cambio de gestión de esos fondos, que "son del Estado boliviano y del pueblo boliviano".
Desde 1997 el BBVA y el Zurich Financial Service manejan en Bolivia las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) 'Previsión' y 'Futuro', respectivamente. Las dos entidades administran un fondo colectivo creado con las acciones resultantes del proceso de privatización parcial de las firmas estatales en los sectores estratégicos, llevada a cabo en la década pasada y que significó la entrada de un gran número de inversores extranjeros.
Con el decreto, las AFP deberán entregar al Estado las acciones que manejan en las petroleras Andina (un 48% del capital social), filial de la hispano-argentina Repsol YPF; Transredes (un 34%), de la estadounidense Enron y la anglo-holandesa Shell, y Chaco (un 48%), del grupo británico British Petroleum. Con el traspaso, YPFB pasará a controlar entre el 34 y el 48% de las tres sociedades bolivianas.

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